Expertos aseguran que los animales que viven en las afueras de la central nuclear ucraniana son física y genéticamente diferentes a sus homólogos de otros lugares. Los posibles beneficios del hallazgo para los humanos.
Por Canal26
Domingo 10 de Marzo de 2024 - 19:10
Chernobyl, zona radiactiva. Foto: Reuters
A casi 38 años del trágico evento, los científicos observaron que los gusanos microscópicos llamados nematodos (Oscheius tipulae) que habitan la zona no sufrieron daños en sus genomas, debido a que se trata de una especie increíblemente resistente.
Si bien más de 8 millones de personas fueron expuestas a la radiación en Chernobyl y tuvieron que evacuar la zona, hay animales, plantas y otros seres vivos que continúan viviendo allí pese a una alta radiactividad.
Según descubrió un grupo de investigadores, la radiación provocada por el accidente de Chernobyl no afecta a estos pequeños animales que viven actualmente allí: investigaciones previas ya habían observado que animales que viven en la zona son física y genéticamente diferentes a sus homólogos de otros lugares.
Chernobyl, Ucrania. Foto: Reuters
El impacto crónico de la radiación en el ADN de las especies es uno de los temas que más movilizan a los científicos, por lo que tomaron muestras de frutas y tierra donde encontraron a los gusanos y, tras seleccionar 15 ejemplares de estos, los investigadores compararon sus genomas con los de otros cinco ejemplares de la misma especie, pero de otras partes del mundo.
La labor de los científicos da esperanzas de producir nuevos medicamentos contra la radiación. Foto: Pexels
Fue así como los investigadores descubrieron que los O. tipulae de Chernobyl no tenían daños en sus genomas y sus cambios de ADN se produjeron por otros motivos ajenos a la radiación.
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La certeza de que los gusanos tengan la increíble habilidad de resistir la radiación durante tantos años, no implica que visitar el territorio ucraniano sea seguro. Sin embargo, el dato podría ofrecer ideas sobre mecanismos de reparación del ADN de las personas.
Según Science Report, el hallazgo podría derivar en nuevos medicamentos para los humanos y ayudar a “pensar en cómo los individuos responden de manera diferente a los agentes que dañan el ADN en el medio ambiente”, lo que podría ayudar a tener una visión clara de los factores de riesgo de las personas.
De este modo, se podrán utilizar estas cepas para estudiar por qué diferentes individuos tienen más probabilidades que otros de sufrir los efectos de los carcinógenos.
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