Desde hace décadas que en la sociedad está instalada la versión de que los perros son más compañeros y apegados a los humanos que los felinos. Qué dicen los expertos.
Una de las creencias más instaladas entre la sociedad es que los perros son mejores compañeros que los gatos, ya que estos últimos son considerados animales más independientes y desapegados de sus dueños.
Por este motivo, se cree que los caninos son más apegados a las personas, y los segundos a la casa. Sin embargo, lo cierto es que ambos poseen el mismo apego, aunque los gatos pueden soportar mejor la ausencia de sus tutores, mientras que los perros no suelen preocuparse por un cambio de hogar.
Sin embargo, lo que realmente importa no es a qué o a quién se apega más, sino aquello que los hace sentir más seguros. Tanto el perro como el gato, son subespecies domesticadas del lobo y el gato montés, que si bien no cambiaron tanto, muchos zoológicos ya los ven como especies separadas.
Según los expertos, la diferencia principal se encuentra en su proceso de domesticación, ya que está demostrado que los perros perdieron más habilidades de supervivencia que los gatos en relación con sus ancestros. Esto se debe a que los felinos, históricamente, se movían de sus casas para cazar presas salvajes, por lo que no dependían de los humanos para su alimentación.
Por esto, es fundamental que conozcan el territorio que los rodea, ya que es vital para su supervivencia, dado que aún conservan este instinto a pesar del paso del tiempo y la domesticación. Esto explica por qué se ponen nerviosos al cambiar el lugar donde se sienten seguros y la posición de su comida y bebida.
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La domesticación de los perros fue diferente, ya que los humanos ganaron su confianza a base de ofrecerles comida, lo que hizo que se volvieran más dependientes de sus dueños. Es decir, que el foco de seguridad de estos animales son las personas. Esto tendría que ver con su descendencia de los lobos, animales que se mueven en manada y poseen una jerarquía social, que hacen que los perros intensifiquen a sus tutores como figuras de referencia, ya que dependen de ellos para comer.
Además, estos animales de compañía se diferencian de los felinos por su comportamiento social, ya que los canes ven a los humanos como parte de su manada, por lo que buscarán compañía y afecto constante de sus tutores, tal como lo harían con sus compañeros caninos. Esto es lo que genera una dependencia emocional, a diferencia de los gatos que no poseen ese instinto de manada, por lo que no generan el mismo vínculo con sus dueños.
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Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Lincoln demostró que los gatos independientes no cambiaban de comportamiento durante la ausencia de su cuidador, mientras que aquellos más apegados mostraban notables signos de angustia ante la falta de su cuidador, al que veían como una “base segura”.
Sin embargo, en líneas generales, los gatos dependen más de su entorno que de sus tutores para sentirse seguros. Pero también se descubrieron ciertos cambios en los comportamientos de estos felinos, que podrían generar que este tópico deje de serlo.
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