Las conclusiones del doctor Mariano Grondona

Por Canal26

Lunes 19 de Diciembre de 2011 - 00:00

Habría que hacer una distinción muy clara entre tres conceptos: la democracia, el autoritarismo y el totalitarismo.

El autoritarismo consiste en la tendencia a concentrar poder, tendencia que el kirchnerismo ha llevado al máximo pero que no es única del kirchnerismo porque en la Argentina ha habido autoritarismo muchas veces. Diría que es una sociedad democrática porque desde el año 83 tenemos democracia, pero es culturalmente autoritaria. Somos autoritarios en la familia, en la empresa...

La idea del autoritarismo se entiende en Argentina porque son países autoritarios aquellos que han conocido la anarquía, que es peor que la tiranía. Muchas veces en la historia hemos sido anárquicos. Se cumplen 10 años del 20 de diciembre de 2001, eso fue la anarquía. Cuando un pueblo ha vivido la anarquía, se resigna a la tiranía fácilmente. Hasta el 76, cuando cayó el Gobierno de María Estela Martínez de Perón, la gente pedía que vengan los militares. Morían 17 personas por día en ese momento por el terrorismo y la represión.

La idea en Argentina de que alguien mande, aunque sea mal, es muy fuerte. Somos una democracia con fuertes residuos autoritarios. En este momento que estamos viviendo se está barajando y dando de nuevo, y tenemos que tener muy claros estos valores. Nuestra ilusión tiene que ser tener cada vez más democracia y menos autoritarismo. Es como ser mayor de edad, empezar a poder vivir sin un tutor que nos proteja y restrinja.

La otra distinción que hay que tener muy en claro es la frontera entre autoritarismo y totalitarismo. Conocemos a los gobiernos mandones, pero el totalitarismo es una especie de vicio político mucho más profundo. ¿Cuál es la diferencia entre un gobernante autoritario y un totalitario? El primero quiere poder y el segundo, aparte de querer cada vez más poder, quiere que los gobernados piensen como el que manda. El autoritario se limita a mandar y el totalitario no solamente manda sino que quiere persuadir, convencer, controlar todos los medios, para mandar con tu consentimiento. Ese día se pierde la libertad.

Aún el totalitarsmo más fundamental que hemos tenido, el nazismo y el comunismo, la gente se las arregla para pensar y leer. Quiere decir que el poder del totalitarismo no es tan grande como se cree. No son tan poderosos, no llegan a las conciencias. Usted puede tomar todas las radios, todos los diarios y siempre va a haber alguien que realiza publicaciones clandestinas.

La lucha por la libertad se ha dado durante siglos y va a seguir siendo una lucha porque hay ciertas constantes del espíritu humano que finalmente son indomables. Por eso el atrevimiento de recomendarle a la Presidenta que no se extralimite. Extralimitarse tomando al sindicalismo, a la provincia de Buenos Aires que está en manos de Scioli y a los medios lleva al fracaso. La gente no es domesticable, tiene humores. Finalmente, lo que hay son personas libres y en Argentina tendremos muchos defectos, pero somos seres fundamentalmente libres. El argentino quiere pensar lo que quiere pensar, actuar como cree que debe actuar. Pasarse de la raya en ese aspecto es inducir un cambio de opinión. Y que no se olvide Cristina de Carlos Menem, quien un día era Gardel y al otro fue el Demonio.

La democracia es el humor del pueblo y el humor del pueblo cambia. Me alegro de que el humor del pueblo sea indomable.