Tradición y sabores criollos: el pueblito cerca de CABA que celebra la Fiesta del Mate y la Torta Frita con música y naturaleza

Cada mes de octubre, un pintoresco pueblo ubicado en el partido de Tres Arroyos se convierte en escenario de una de las celebraciones más emblemáticas del interior bonaerense: la Fiesta Regional del Mate y la Torta Frita.
El evento, que convoca a miles de personas, refleja la identidad rural y cultural de la región, fusionando tradiciones criollas, gastronomía y espectáculos folklóricos en un entorno natural privilegiado.

Se trata de Copetonas, localidad que se encuentra a 554 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, en el extremo sur de la provincia, y puede alcanzarse en menos de siete horas de viaje en auto. El trayecto incluye la Autopista Riccheri, la Ruta Nacional Nº 3 y, finalmente, la Ruta 72 que conduce directamente al pueblo.
Durante el fin de semana de la celebración, Copetonas triplica su población habitual. Visitantes de distintas regiones se acercan para disfrutar de los concursos de cebadores de mate y cocineros de torta frita, además de los espectáculos de danza y música en vivo, que incluyen chacarera, gato y escondido.
También podría interesarte
La fiesta también cuenta con ferias de artesanías, productos locales y una amplia oferta gastronómica, diversa para todos los gustos.

Este evento es una muestra viva del espíritu de los pueblos rurales bonaerenses. Las calles de Copetonas, empedradas y flanqueadas por construcciones de arquitectura colonial, invitan al paseo tranquilo.
A su vez, el pueblo conserva una fuerte herencia de inmigrantes daneses, lo que se refleja en algunos productos típicos de su pastelería, tejidos y cuchillería artesanal.
La proximidad a la Costa Atlántica, con destinos como la playa de Reta o el Balneario Marisol, le suma atractivo turístico a la zona, ideal para combinar una escapada cultural con naturaleza.

Copetonas es, sin duda, uno de esos destinos que encantan por su autenticidad. La Fiesta del Mate y la Torta Frita no sólo promueve las tradiciones locales, sino que también representa una oportunidad única para reconectar con lo simple, lo comunitario y lo cultural del campo argentino.