Colonia del Sacramento, en Uruguay: un viaje al pasado entre calles de piedra y puestas de sol

A poco más de una hora de Buenos Aires y en otro país, se alza un destino ideal para visitar un fin de semana y para estar lejos del bullicio de las grandes ciudades, además de conocer un sitio plagado de historia que rememora las épocas coloniales.
Se trata de Colonia del Sacramento, en Uruguay, que surge a tan solo una hora (hora y media aproximadamente) de la Ciudad de Buenos Aires, si se opta por viajar en ferry con el servicio rápido.

Colonia del Sacramento: un lugar detenido en el tiempo
Caminar por la avenida principal de Colonia, General Flores, es como estar en cualquier otra avenida de una ciudad pequeña, con restaurantes y confiterías, negocios destinados para el turismo, casas de cambio, su plaza principal y demás espacios para disfrutar de caminatas distendidas.
Pero claramente para esto no llegan los turistas desde diferentes partes del mundo (se percibe principalmente la presencia de brasileños y argentinos), sino para disfrutar de otras bondades que ofrece este lugar.
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Y es que justamente si se camina por la avenida General Flores, se cruza la calle Ituzaingó y un par de paralelas más, se llega al lugar que todos quieren ir a conocer: el Barrio Histórico.

Este sitio perdido en el tiempo representa la época colonial de lo que alguna vez supo ser un lugar controlado por los portugueses y que aún presenta vestigios de su presencia.
Un lugar de ensueño, para enamorarse
El Barrio Histórico es todo lo que una persona puede soñar con ver si busca estar en paz y lejos del bullicio y el ritmo vertiginoso de las ciudades.
Sus calles adoquinadas, sus casas antiguas de la época colonial, sus esquinas sin semáforos, sus pasadizos, su faro que domina la escena, sus ruinas de lo que supo haber hace más de 200 ó incluso 300 años, transportan a los visitantes a tiempos muchos más tranquilos, distantes, repletos de historias y recorridos coloridos que invitan a soñar despiertos.

Las confiterías desperdigadas por el Barrio Histórico le dan el toque distintivo a la zona, donde puede el visitante detenerse a tomar algo con vistas a las apacibles aguas del Río de La Plata, o simplemente en otro rincón del lugar, con el canto de pájaros o el silencio como protagonistas.

Colonia del Sacramento es esto: un lugar colonial, ideal para disfrutar de un fin de semana en pareja o familia, un sitio detenido en el tiempo, pero con las comodidades de una pequeña ciudad a tan solo metros de la historia colonial que se erige en las costas del río.
Precios y cómo llegar a Colonia del Sacramento
A tener en cuenta que hay casas de cambio (dos o tres sobre la avenida General Flores) que facilitan el intercambio de pesos argentinos o dólares a pesos uruguayos, la moneda más utilizada.
El cambio en la actualidad es de aproximadamente 38 pesos uruguayos que equivalen a un dólar. También se puede pagar con moneda estadounidense en los diferentes locales, pero el vuelto de la transacción es en pesos uruguayos.
Para tener en cuenta, una merienda “costosa” puede llegar a costar aproximadamente unos 1.300 pesos uruguayos (lo que equivale a unos 34 dólares que a cambio argentino significa poco más de $40.000). Un almuerzo o cena para dos, en un lugar más económico se puede obtener por el mismo precio.

Incluso, un desayuno para dos personas alcanza con poco más de 700 pesos uruguayos, a razón de $10.000 por persona aproximadamente.
Respecto de hospedaje y traslados, se pueden utilizar las empresas Buquebus y Colonia Express para arribar a Colonia. Ambas ofrecen servicios similares y varios horarios, y están disponibles los viajes todos los días.

La oferta hotelera es amplia y variada, con diferentes precios y comodidades. A tener en cuenta que una habitación doble (una noche) más pasajes para dos personas (ida y vuelta) pueden costar aproximadamente unos $300.000.
Definitivamente, Colonia es un destino fuera del país accesible por las distancias y con facilidades para llegar, que traslada a sus visitantes a épocas en donde los autos, el internet, las computadoras, y los celulares aún eran una utopía difícil de imaginar.