El legado del Flaco: Bajo la herencia, la inmortalidad

Por Canal26

Jueves 2 de Febrero de 2012 - 00:00

La distancia que media entre el fatídico llamado convenido al fin de sendas siestas entre dos que se quieren mucho y que querían demasiado al Flaco no es tan inarbacable como la obra que deja quien “quizá se sienta gorrión esta vez”.

"Sergi, te enteraste? Se murió El Flaco, qué noticia tan triste", me disparó ella, tan spinetteana como yo, a las 18.21, noticia que la TV confirmó y sirvió para disparar, esta vez, un flashback de amor a primera vista y oída, mientras en medio del pesar y el dolor, comencé a recorrer con los ojos aún hinchados, los cuatros posters de las distintas etapas de Luis Alberto Spinetta que, entre tantos otros, adornan mi monoambiente que por siempre olerá a espíritu adolescente.

Amor a primera vista, porque la tapa del primer disco de Spinetta Jade, de 1980, era todo un enigma para un pibe de 10 años como yo que la miraba con fruición buscando descifrar qué tenía en la cabeza el tipo de la tapa.

Y amada porque "Alma de Diamante" fue "amor a primer oída" amar al segundo tema que el dueño del disco en cuestión, Ricardo Tula, vecino y unos diez años más que yo me invitaba a su pieza a escuchar para quizá cuidar "bien al niño, cuidar bien su mente”.

Hoy, a los 41, rebobinar tres décadas de amor spinettiano, abruma porque seguramente miles de vivencias quedarán escondidas "entre los libros de la buena memoria" o "en el aire, ese mismo en el que siempre habrá un don, siempre el mismo don" como en el Camafeo de Luis Alberto.

Entonces, hoy es tiempo de revivirlo, no de resucitarlo, porque Luis no se murió, "Se Fue" como bien dijo la Presidenta, y revivirlo implica por ejemplo, retrotraerse a 1986, y verse caminando en las dunas de la playa de Quequén, solo, “bajo el sol de los hombres, de la calle" en un mes de enero, o febrero, con aquellos walkman blancos de auriculares enormes de espuma naranja, imitando la voz de Flaco, esa nasalidad gloriosa y jamás igualada, con "Toda la vida tiene músicaaaa, y cada tonta cosa es música del sol de la tarde".


Es recordar la tapa grisácea del casette original de Invisible, Invisible, que en una cajita de madera hecha en el taller de carpintería de la secundaria, aún conservo en casa de mis viejos, y también los recitales gratuitos de Figueroa Alcorta y Pampa. Y algún Teatro que hoy se me escapa, entre tanta emoción, o aquel de 2008, 2009, (hoy los detalles no cuentan) en el Club Ciudad de Buenos Aires cuando Luis se subió con la camiseta de Conduciendo a conciencia en alusión a la Tragedia del Colegio Ecos, en la que se involucró como ninguno.

Es tararear al Capitán Beto y su "banderín de River Plate.... y la triste estampita de un santo" que ojalá nos ayude prontamente a ascender pese a que El Flaco millonario no lo podrá disfrutar.

O el 4 de diciembre en Vélez en esa gloria hecha megarecital donde por cinco horas y 20 minutos fuimos testigos de “Spinetta y sus bandas eternas” junto a mi amigo Risas, Javier Furer para más datos, el tipo más spinetteano que he conocido, mientras a nuestro lado Pipo Lernoud, toda una institución rockera, gozaba el estar vivo para verlo, oírlo, cantarlo y poder contarlo.

Son los 40 discos, una obra vasta y magnanima, de ahí el "bajo la herencia la inmortalidad" que se desprende de "La Bengala perdida", que basta para explicarle sin dar explicaciones al azorado, la incrédulo, al no spinetteano, ese que hoy quizá no entienda todo el dolor enorme que un Flaco idem puede generar.

Ahora que su hijo Dante nos contó que esparcirán sus cenizas en el Río de la Plata ahí estaremos para compartir un amanacer o un atardecer, y "Un Mañana” con Luis Alberto, por quien “siempre habrá un don, siempre el mismo don en el aire”. Allí estará para ser “Barro Tal Vez", para estar volviéndose canción.

Hoy que te fuiste, que nos dejaste, "para saber cómo es la soledad" no te voy abrumar Flaco con lo que se siente. Sólo decirle al que no comprende el porqué de tanto amor, de tanta desazón, que acá resumidas, apretadas, están algunas de las razones de que " sino canto o cuento lo que siento, me voy a morir por dentro".

Y como en Barro Tal Vez, maravilloso tema, idéntica letra que Luis Alberto escribió cuando sólo tenía 16 años, todo un genio precoz, "mi cerebro escupe ya el final del historial del comienzo que tal vez reemprenderá".

Que tal vez reemprenderá para vos que lo amaste, que lo escuchaste, que lo respetaste o que lo ignoraste, como sea, Dale Gracias.

Al Flaco, al Flaco Dale Gracias.

Dale Gracias por estar, Dale Gracias al ángel, Dale Gracias por estar cerca de ti.

Dale Gracias.

Estas sentidas e inarbarcables líneas fueron las mías.


"Es que siempre estarás en mi. Como un soplo como una lluvia, como un rayo una luna
oxigenarás, mi vida hasta estallar".


SIEMPRE ESTARAS EN MI, LUIS ALBERTO SPINETTA


Por Sergio Corpacci