Bersuit lanzó "testosterona", su nueva placa

Atravesados por la tragedia de Cromañón y con un notable pico de éxito, que les hizo vender más de 280 mil placas con "La argentinidad al palo", Bersuit Vergarabat acaba de editar el octavo disco del grupo formado en 1989, "Testosterona", trabajo más sereno pero no menos lúcido que contiene en algo la energía exuberante del combo y presenta un sutil entramado de melodías y letras.

Dispuestos a reflexionar sobre el estado actual del rock local, apuntando impresiones sobre el nuevo disco y sin dejar de sacar conclusiones sobre la tragedia del Once, Bersuit, a través de su líder Gustavo Cordera, se prestó a un diálogo franco con Télam en Del Cielito, el estudio-quinta que la banda posee en Parque Leloir y donde por estos días Andrés Calamaro está grabando su próxima placa.

-¿Cómo ves la situación del rock después de la tragedia de Cromañón?

-Hay consternación, hay muchas preguntas que quedaron en el aire, la sociedad está con la llaga del dolor impregnada y se siente que este es un momento especial; por suerte también se está yendo el miedo y vuelve a aparecer la posibilidad de celebrar el encuentro. Un dato importante es que desaparecieron las bengalas, que son un elemento símbolo, símbolo de la pólvora, de lo bélico, de la explosión.

-¿Y cómo llegó el rock a esta tragedia? -Hacer música y canciones revela una serie de agujeros, estás con un escudo en la mano y también con una flor y eso es lo que toma vida en el tiempo, pero también es cierto que hacer canciones, subirte a un escenario y generar una convocatoria te da poder, notoriedad y se puede caer en una trampa peligrosa, podés entrar en una dinámica de euforia, de meter cada vez más gente en un show, de vender más discos y eso ya se aleja más del sentido de una banda y se relaciona más con el instinto depredador de la raza humana.

-En cierto momento dijeron que el rock se encontró con Cromañón por su ambición desmedida. -Sí, porque el hombre destruye todo lo que crea, lo pudre todo y una banda de rock también es representativa de esa sociedad y muchas veces aparecen tus propias miserias y formás parte de ese juego macabro y en un punto ves que por ahí estás atacando un estado de cosas sin darte cuenta que vos también formás parte de ese estado de cosas. La ambición de Bush lo lleva a invadir Irak y la ambición de una banda de rock puede ser meter más gente que la banda de al lado y esa es la trampa que en este caso se cobró muchas vidas.

-¿Hablan de culpabilidad? -No, de culpabilidad no, de reflexionar, porque es importante que todos pensemos qué hacemos con nuestras propias ambiciones.
Tal vez Cromañón vino a enseñarnos eso: ¿qué hacemos con nuestras propias ambiciones? Cada uno se tiene que preguntar eso, el presidente de la Nación se lo tiene que preguntar, un gobernador, un intendente, un maestro, una banda de rock, todos.

-¿En "Testosterona" bajaron los decibeles en relación con lo que venían haciendo? -"La argentinidad al palo" fue eso: al palo y para este disco se imponía otra textura, igual se mantiene la adrenalina en determinados temas porque nunca vamos a renunciar a la exaltación de lo festivo que después cobra vida en los shows.

-Está la textura más contenida del disco y también el trabajo sobre distintos géneros que es una constante. - Bersuit siempre fue una banda superecléctica, y este disco muestra un abanico de eclecticismo pero con más agudeza; de algún modo nunca tuvimos un estilo y esa es la marca del grupo. Lo que más nos interesa es hacer lindas canciones, después, el género que utilicemos, la artesanía sonora y demás formará parte de nuestra capacidad de innovación, aunque ojo que esto no quiere decir que seamos vanguardistas ni que marquemos tendencias.

-¿Se definirían así? -Como una banda que hace buenas canciones, lo que no es poca cosa y también como una banda que mantiene bien alto su simio interior, que se niega a extirpar ese simio interno, que sabe que se puede sostener el niño que tenemos adentro; una banda que apuesta al juego, a la diversión, a enaltecer lo inútil, lo festivo.