Un sitio que difundía obras filosóficas fue obligado a darlo de baja
A fines de los noventa, cuando Internet era una total novedad, el profesor de filosofía de la Universidad de Lanús, Horacio Potel, comenzó a subir textos de Friedrich Nietzsche a un sitio personal.
Pronto agregó dos sitios más con los textos del filósofo alemán Martin Heidegger y el francés Jacques Derrida, según una nota publicada en un matutino.
Esta pequeña biblioteca digital -que también incluye biografías, links y ensayos- ha sido consultada, según sus registros, por más de cuatro millones de personas desde su inicio y rankea alto en los buscadores: si se tipea Jaques Derrida en Google Argentina, el primer resultado es la entrada de Wikipedia y segundo está el ex sitio de Potel, www.jacquesderrida.com.ar.
Ahora, una causa criminal llevada a cabo por la Cámara Argentina del Libro y con la intervención de la Embajada de Francia en Argentina por infracción a la ley 11.723 de propiedad intelectual lo ha obligado bajar los textos de Derrida de su sitio y enfrentarse con una eventual
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"pena preventiva de libertad que oscila entre un mes y seis años."
En el expediente donde se acusa a Potel se cita la ley que reprime al que "edite, venda o reproduzca por cualquier medio o instrumento, una obra inédita o publicada sin autorización de su autor o derechohabientes." En términos legales no hay debate posible. Al colgar los textos de Derrida on-line - protegidos por el copyright - Potel violó los derechos de autor.
La causa de la Cámara Argentina del Libro se inició a partir de una denuncia de la editorial de Derrida (Les Édicions de Minuit) con intervención de la Embajada francesa en Buenos Aires. Para el agregado cultural Jean-François Gueganno "La regla de oro en estos casos es la propiedad intelectual. Si usted escribe un artículo usted es el propietario de sus textos y nadie puede subirlos a un sito para que se bajen gratuitamente sin el acuerdo del autor".
Potel se defiende: "Nunca tuve la intención de lucrar. En 1999 estaba fascinado por las infinitas posibilidades que la red ofrecía para el intercambio de conocimientos. Estos sitios son mi mejor obra y para mi es trágico haber tenido que removerlos."
El caso ha provocado una extendida protesta en el ciberespacio que pone en relieve la zona gris entre la divulgación y la piratería En la página de Potel en Facebook centenares de usuarios de todo el mundo han expresado su indignación a la "censura". Un usuario sintetiza la opinión de los cibernautas: "Lo que está sucediendo es un atropello a la cultura como derecho humano. Una muestra obscena de los mecanismos de control, vigilancia y castigo."