Empleados toman confitería Richmond y resisten cierre
Empleados de la confitería Richmond, establecida en el centro porteño desde 1917, tomaron este martes el local de la calle Florida en repudio al cierre del comercio que fue vendido por sus dueños a una cadena internacional de indumentaria deportiva y en reclamo al pago de sueldos adeudados.
Los trabajadores, que ingresaron este mediodía por la fuerza al local, señalaron que no fueron advertidos por sus empleadores sobre el cierre de la confitería y exigieron el pago de indemnizaciones.
Esta tarde, un grupo de empleados se mantenía dentro de la confitería, mientras una guardia de efectivos de la Policía Federal evitaba que ingresen más personas al local, dado que en la puerta se habían concentrado ex trabajadores, dirigentes sindicales y organizaciones defensoras de edificios históricos.
Los manifestantes habían pintado con aerosol azul sus reclamos en las columnas enchapadas en bronce de la confitería, mientras en la peatonal Florida otro grupo con bombos y pancartas pedía las indemnizaciones.
También podría interesarte
Voceros del sindicato gastronómico explicaron que el reclamo central era "que se abonen los sueldos caídos y la indemnización de los trabajadores", algunos de los cuales tienen más de 30 años de antigüedad.
Los exempleados aseguraron que las medidas de fuerza continuarán "hasta que alguien de la cara. No nos vamos a ir hasta que alguien nos de una respuesta".
La protesta fue respaldada por un grupo de personas que se acercó al local de Florida 468, en defensa del edificio por considerarlo como parte del patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
En este sentido, Carlos Rosales, mozo desde hace varios años en la confitería, explicó que "llegamos y nos encontramos el local vacío".
Aún vestido con el uniforme de chaleco y moño que distinguía a los encargados de salón, Rosales recordó que "hay compañeros que hace cuarenta años que trabajan acá. El golpe que nos dieron es terrible, nadie nos aviso nada".
"Estaba todo cerrado. No estaban ni los elementos personales en los armarios. Sólo quedaron las arañas", señaló.
El jueves, la Legislatura porteña declaró sitio de interés histórico a la confitería Richmond, luego de que se conociera el anuncio del cierre por parte de sus propietarios.
La confitería posee dos pisos y una superficie de 1.500 metros cuadrados y el edificio fue diseñado por el arquitecto belga Julio Dormal, quien estuvo a cargo de la última etapa de la construcción del Teatro Colón.
Los propietarios vendieron el local a un grupo inversor que lo convertirá en el Nike Store más grande de la Capital Federal.