Arte comestible

La artista francesa –figura del eat art o arte comestible– que desde los años 70 viene sorprendiendo con gigantescas esculturas comestibles está en Buenos Aires para preparar sus próximas muestras.

Por Canal26

Sábado 7 de Octubre de 2006 - 00:00

Igual, a pesar de haber salido muy poco, este lugar ya me ha atrapado. Se advierte al instante una cultura muy rica que se refleja en la arquitectura. Este es un lugar de peso histórico, donde además se come y se bebe muy bien. Esto ya lo he comprobado. Desde que llegué no paro de probar ricos asados y vinos excelentes", comenta Dorothée Selz, que nació, vive y trabaja en París.



Aventurera, se define como una mujer de acción. "En mi juventud estudié diseño de interiores; estaba enamorada del surrealismo y en mi cabeza rondaba la idea de las posibles acciones artísticas fuera del marco del cuadro. Partiendo de esa base realicé con un grupo de artistas catalanes, entre ellos Antoni Miralda, la primera performance donde se podía ver escultura, oír música y comer. La bautizamos La fiesta de negro, y consistió en un banquete para 150 personas en el que todo era negro: el plato, la sopa de remolacha, el vino, el pan, los postres y las cremas. Antes de la comida hubo un paseo por un parque y se oyó música... La idea era homenajear a los muertos. Al tiempo hicimos La fiesta de blanco, en la que, por supuesto, todo fue de ese color. Regalamos a los comensales unas capas confeccionadas por Paco Rabanne y repartimos almohadas. Había palomas volando, una novia, tules y cataratas de comestibles blancos, instalados en una gran mesa en medio de una pradera."


Selz, que pasó los últimos años viajando (expuso en toda Europa, Pekín, Nueva York y México D.F., entre otros lugares), ahora está dedicada a sus esculturas porteñas. "El 12 de octubre inaugurará el Arco ondulante de pasta de azúcar, que se exhibirá durante un mes en la Alianza Francesa; y el 17 será el turno de la obra que se verá en el Park Hyatt Palacio Duhau. Estamos en plena tarea con el chef Cyril Cheype, ya que se trata de un trabajo muy importante, que consiste en tres pirámides gigantes, también recubiertas de pasta de azúcar, que serán vestidas con fiambres, quesos, frutas y chocolate."


Amante de la buena mesa, por supuesto, dice que aprovechará su viaje a Mendoza (allí también expondrá) para conocer más sobre el Malbec. "Pienso recorrer fincas y bodegas y, quién sabe, a lo mejor me inspiro para hacer algo especial con el tema. La gastronomía me apasiona, y he cocinado toda la vida. En París, adoro recorrer los mercados; elegir productos de excelente calidad, en especial hortalizas, legumbres, aceites de oliva y quesos. Pero hoy no estoy cocinando tanto, ya que tengo muchos amigos cocineros que me miman bastante. En casa (está en pareja con un arquitecto) se come muy natural, sin demasiada salsa. Dejamos lo elaborado para cuando salimos, en general para ver muestras, inauguraciones, o ir al cine, un arte que amo."

En su casa y estudio parisiense, la escultora vive pensando y proyectando criaturas que muchas veces superan los tres o cuatro metros de altura. Las llama ofrendas comestibles. "Generalmente me levanto muy temprano, alrededor de las 6, y desayuno té de hierbas y pan. Pero a veces, cuando sé que me esperan días largos e intensos, prefiero hacer un desayuno-almuerzo, que incluye hasta pescado ahumado. No tengo dos días iguales. A veces me interno y dibujo, o paso horas en la computadora. Pero también disfruto cuando recibo amigos, tomando un rico vino o champagne. A mí me gusta mucho la linda gente. Por eso ahora estoy tan a gusto aquí. Los porteños tienen una forma muy agradable de decir ¡hola!, de preocuparse, de dar un beso. Estaré un mes, pero me gustaría quedarme más tiempo."