Catupecu Machu en Luna Park o 'Cosas de goces'

La presentación de “Simetría de Moebius” deparó más que un show en vivo, el vivir un show único donde durante dos horas y media la banda de Villa Luro como la famosa banda Moebius, objeto matemático no orientable, desorientó, conmovió, hizo gozar y sumió a la concurrencia en un sinfín de lugares, excepto los comunes. Por Sergio Corpacci

Por Canal26

Lunes 24 de Mayo de 2010 - 00:00

¿Por donde comenzar el resumen arbitrario, sesgado, parcial y hasta incompleto de un recital que a la luz de los que se van dando en este 2010 puede ocupar un sitial de podio?


Por la mitad sería un buen comienzo de crónica. Resaltar el momento en que el siempre enérgico y energizante Fernando Ruiz Díaz comenzaba a evidenciar signos de emoción y a emocionar y sorprender con una versión a capella de “Persiana Americana” para hacerle el aguante a Gustavo Cerati al toque de cantar 'Cuadros dentro de cuadros' . O sumir a todos en un clima de climax con ' Piano y RD'. O dar “Batalla” previamente con Javier Rodriguez como violinista invitado y la presencia de Roberto Petinatto en el saxo en un tema muy espíritu Sumo para recrear a decir del propio Ruiz Diaz, su espíritu adolescente en épocas de fan y "de secundaria".

Es que la noche del sábado 22 de mayo, en la previa no pintaba para lo que la paleta musical de los Catupecu Machu finalmente concibió. No había euforia, mucho menos ansiedad, tampoco banderas ni cánticos alusivos.

Sabido es que la banda de Villa Luro no cultiva la demagogia ni musical ni letrística y mucho menos discursiva – cosa que uno agradece sobremanera – y la fecha en sí, preparto del Bicentenario, fin de semana largo y casi de mes tampoco auguraba un entorno efusivo.

Sin embargo a las 21.50 cuando las luces dieron paso al vocalista, al bajista Niño Cáceres, al tecladista Macabre y al baterista y Javier Herrlein, 'Confusión' ganó la escena y abrió un prodigioso track list de 24 temas concatenados con una maestría digna de una banda que ponganle la firma va a descollar y sorprender en cualquier festival internacional que se digne de contratarlos. Porque con sello propio los Catupecu pueden sonar, salvando las enormes distancias, a Primus y, también remarcando la salvedad a Depeche Mode, siempre siendo ni dejando de ser.

Es que pueden despuntar donde sea porque los músicos además de alternarse los instrumentos – sólo el batero ocupa su lugar- se lucen y hacen lucir a una banda que hizo y hace de sus shows una auténtica caja de sorpresas y sonidos.

Entonces la presentación oficial de “Simetría de Moebius” se ajusta con lo previamente dicho por el mismo cantante en cuanta nota ofrecía: : "Simetría es un disco que es como un recital de Catupecu, empieza con temas muy sanguíneos, después baja y al final termina muy arriba".

Es que a lo largo del disco se puede oír a la banda utilizando otros artilugios musicales sin perder el espíritu característico donde las guitarras distorsionadas de discos anteriores dejan lugar a bajos intensos y melodías potentes. Y a lo largo del show, eso pasa, y eso vive.

Aunque también hay lugar para la guitarra criolla que se desgarra virtuosamente en manos de Ruiz Díaz o bien al frente, lejos del espíritu de fogón y tan cerca de entrar en combustión y llevarnos todos puestos ya sea en 'Anacrusa' o en esa maravilla llamada 'Nuevo Libro'.

Y si “empieza con temas muy sanguíneos, después baja y al final termina muy arriba” qué decir entonces de lo que sobrevino tras 'Cuadros dentro de cuadros', el experimental 'Tangoide: bata y bajo', ' óxido en el aire' y 'acaba al fin'. Tan sanguíneos y así ejecutados que puede explotar una guitarra y ser cambiada al toque por otra para no dejar de ser y al mismo tiempo seguir siendo.

Porque este Catupecu 2010 se vistió con las ropas de aquel primigenio y posterior 1994 en el que el siempre recordado y presente tanto por su hermano y la concurrencia Gaby componía y gastaba el bajo.

Entonces tras el tributo a su sempiterna presencia con 'Viaje del Miedo' se encadenaron 'Entero o a pedazos', la potente versión de 'Plan B: Anhelo de Satisfacción' de los Massacre, el hitazo 'Magia veneno', que siendo benévolos, toma de prestado acordes de 'Espíritus en el mundo de la materia' de The Police, 'Hechizo' y el pogo extendido y reloaded con ese clásico para huestes catupequenses en ritmo hardcore punk que es Dale!.

Cosas de goces decía el título. Goce inicial de Gabriel y cía.; goce general en el aguante aguante y aguante Cerati, y goce individual en el final cuando el cantante se hinca como el torero que completó su faena y enseguida se levanta, se aprieta la niña de los ojos y suelta tras “Abstracto”, confidente: “Me emocioné”.

No fuiste el único, Fernando, no fuiste el único.