Crece en Argentina la explotación laboral y sexual de personas

Con la atractiva excusa de “hacer realidad tus sueños”, se puede leer en los diarios una oferta que seduce, cautiva, pero que a la larga termina siendo una estrategia de grupos que tienen el objetivo de esclavizar mujeres en prostíbulos o enviarlas hacia otros países.

Según el último estudio realizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el 30% de las víctimas de la trata de personas en Chile son argentinas y, en su gran mayoría, pertenecen al sexo femenino.

El informe indica que Misiones, Corrientes, Chaco, Santa Fe y Tucumán son las principales “proveedoras” de ese tipo de víctimas. En nuestro país, este delito no está tipificado ni condenado como tal.

A su vez, Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Chubut y Tierra del Fuego son “de destino”. O sea que allí las mujeres argentinas son obligadas a prostituirse junto con otras procedentes en su gran mayoría de Paraguay y de la República Dominicana.

Más allá de la preocupación que genera la explotación sexual, también abre interrogantes el reclutamiento mediante engaño con fines laborales.

Este fenómeno tuvo su pico máximo en Argentina cuando en marzo de 2006 seis bolivianos fallecieron en un taller de costura clandestino que quedaba en el barrio porteño de Caballito.

La trata de personas es el tercer negocio más redituable del mundo, detrás del tráfico de drogas y de armas, con ingresos estimados en 32.000 millones de dólares, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Los especialistas sostienen que la promesa de una mejora económica es la principal arma para cautivar a las víctimas, según el informe que efectuó la OIM basándose en denuncias y causas judiciales hechas en Argentina, Chile y Uruguay.