El uso de pantallas durante la primera infancia causa problemas en el lenguaje: los motivos y cómo evitarlo

El uso de pantallas produce retrasos en el lenguaje de los niños. Foto: Unsplash.

El excesivo uso de pantallas en los inicios de la infancia trae consigo problemas en la adquisición del lenguaje. Según los especialistas, gran parte de los niños no logran los hitos del desarrollo de la comunicación verbal antes de los tres años, situación que se acrecentó a nivel mundial desde la pandemia del coronavirus.

"Antes veíamos que por el uso de las pantallas los niños presentaban un mínimo retraso o que su comprensión y expresión estaba alterada, pero post pandemia los números son alarmantes", afirmó Carina Castro Fumero, neuropsicóloga pediátrica certificada por la Universidad de Harvard en Protección de Derechos de los Niños.

Por otro lado, destacó que "tanto Unicef como la OMS llamaron a estar alertas y pidieron nuevos lineamientos de control y supervisión. Antes se recomendaba que antes de los dos años no se exponga a los niños a las pantallas y ahora piden que se extienda hasta antes de los tres".

La Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a que los niños de menos de un año no deben ser expuestos a ningún tipo de dispositivo electrónico, y que aquellos infantes de dos a cuatro años tampoco deberían tener más de una hora por día de "tiempo de pantalla sedentario", que incluye juegos de computadora o televisión.

El uso de pantallas produce retrasos en el lenguaje de los niños. Foto: Unsplash.

En diálogo con Radio Mitre, Castro Fumero expresó: "Antes de los tres años es cuando se logran los hitos del lenguaje. El niño aprende a hablar a través de la observación del otro. Cuando observa a otro adulto hablar se activan en su cerebro las 'neuronas espejo' que lo van preparando para hablar".

Es por este motivo que, antes de los dos años 11 meses y 30 días "los niños no deberían de estar expuestos a ningún tipo de pantalla y deberían de estar expuestos a la vida, al mundo, a adultos que les hablen, a la interacción, a ir a un centro de cuidado donde no existan pantallas; ese sería el escenario ideal y es lo que recomienda la OMS", explicó.

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Los efectos de la pandemia

Según una encuesta de Parents Together, organización dirigida por padres y que cuenta con más de 2 millones de miembros, la gran mayoría de los adultos están preocupados por un aumento masivo en el tiempo de pantalla de sus hijos.

Y es que el 48 % de los hijos de los encuestados pasó durante el confinamiento de 2020 y parte de 2021 más de seis horas al día en línea, un aumento de casi el 500% desde antes de la crisis. Este contexto estuvo acompañado de lo que los especialistas llamaron "apilamiento de pantalla": el uso de varios dispositivos en simultáneo, un hábito cada vez más habitual entre los más chicos.

Según un estudio de investigadores de la Universidad de Leicester publicado en Acta Pediátrica, el 59% de los pequeños usan dos o más pantallas al mismo tiempo durante los días de semana luego del colegio. Y esta cifra alcanzó el 65% en las noches de los días de semana. En tanto más de dos tercios (el 68%) usaba dos o más pantallas al mismo tiempo los fines de semana.

El uso de pantallas produce retrasos en el lenguaje de los niños. Foto: Unsplash.

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Prohibir las pantallas, la principal solución

"Las pantallas están diseñadas para generar adicción porque producen altos niveles de dopamina", expresó Sonia Almada, licenciada en Psicología de la Universidad de Buenos Aires y magíster Internacional en Derechos Humanos para la mujer y el niño, violencia de género e intrafamiliar (UNESCO).

"Cuando un niño está empezando a hablar y dice 'mamá' y la mamá lo felicita, produce dopamina; cuando está empezando a caminar y su papá lo ve y le aplaude, produce dopamina, pero son pequeñas dosis de dopamina sana, para el sano desarrollo de su cerebro. Ahora, las pantallas setean un nivel de dopamina muy alto porque el niño se siente bien, se entretiene de una forma rápida, y este es el principio del circuito de adicciones", ejemplificó en diálogo con Infobae.

Y destacó: "Lo que recomiendan los especialistas es que antes de los ocho años, si los padres ya sienten que hay algún tipo de enganche, adicción u obsesión con este tema, lo que se debe hacer es eliminarlo de la vida del niño. Claro que lo va a pedir, pero el adulto de alguna forma debe canalizar este pedido de manera distinta y acompañar y validar las emociones del menor en ese momento (porque claro que se va a enojar y va a llorar)".