Pese a la prohibición, alumnos de la UBA siguen fumando
La Ley 1799, que restringe el consumo de tabaco en la Ciudad fue votada en 2005, comenzó a regir en marzo para dependencias públicas, como la Universidad de Buenos Aires, donde la prohibición es total.
Sin embargo, el pasado domingo entró en vigencia la segunda parte de la norma, que impide fumar en lugares privados de acceso público (bares, restoranes, comercios y estaciones de transporte) de menos de 100 metros cuadrados.
Según explicaron desde el Ministerio de Gobierno porteño, los inspectores de la Ciudad pueden ingresar a las facultades de la UBA y solicitar a sus autoridades que cumplan con la prohibición de fumar. Sin embargo, no pueden no pueden multar a quienes no respeten la ley, como lo hacen en establecimientos que dependan de la Comuna.
La Ley prohíbe fumar en "todos los espacios cerrados con acceso público del ámbito público de la Ciudad" y también la prohibición es "absoluta en los establecimientos de salud y educación".
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El escenario, que se repiten en varias facultades, es más que común: los estudiantes a los que se le pregunta por qué fuman, responden que no saben –o no quieren saber- acerca de la restricción.
“En las aulas hay un acuerdo tácito para no fumar, pero no hubo ninguna comunicación oficial acerca de que no pudiéramos hacerlo acá”, dijo Matías, estudiante de Antropología, a un matutino porteño.
En el bar de la facultad de Psicología, es más que normal hallar al menos la mitad de los ceniceros usados. ¿Qué dicen los estudiantes? “Después de rendir los parciales, los primero que hacés es prenderte un cigarrillo porque estás muy nervioso”.