A los 23 años, la actriz se prepara para su primer protagónico junto a Gabriel Corrado, llamado "Juanita, la soltera", que será producido por Pol-ka. Dice que estudió bastante para incursionar en la tele y que no le gusta trascender por escándalos. Es tímida y prefiere pasar desapercibida. “Casi nunca uso escotes”, dice. Sin embargo confiesa que fue su abuela quien le pagó las “lolas” nuevas a pedido de ella.
Por Canal26
Jueves 19 de Enero de 2006 - 00:00
Soledad Fandiño tiene 23 años. Se preparó, estudió teatro en la escuela de Agustín Alezzo durante tres años, y comenzó a hacer realidad sus sueños cuando todavía vivía en Monte Grande con sus padres y Fernando (16), su hermano menor.
Luego de estudiar Derecho intentó con Publicidad y se animó, en ese momento, a dar sus primeros pasos como modelo. “Hasta que me enteré de un casting y me presenté en Rebelde Way, el programa de Cris Morena”, recuerda la actriz que actualmente se prepara para protagonizar la novela “Juanita la soltera” junto a Gabriel Corrado, con producción de Pol-ka.
Saltó a la fama con el programa “No hay dos sin tres” donde interpretaba a Felicitas, una chica humilde que concurría a un colegio lleno de conchetos.
Cuando se refiere al presente dice que vive este momento de su carrera con mucha felicidad y está dispuesta a aprender para ser cada vez mejor actriz. El año pasado muchas adolescentes hablaban como “Felicitas”, el personaje que compuso en la tele, y admite que solía escuchar por muchos sitios la frase tipo nada que repetía con frecuencia en un sketch. “Pero ahora me reconocen por otros personajes, me ven más como una actriz que como una nena”.
Con una sonrisa pícara y palabras de agradecimiento y orgullo, admite que fue la nieta preferida de su abuela Teresa porque le dio en vida todos los gustos. “Más que una abuela fue una amiga para mí. No sé cómo hacía pero convencía a mi mamá en temas muy puntuales. Por ejemplo, cuando yo tenía catorce años intercedió para que me dejara teñirme el cabello y a los 18 me regaló la cirugía cuando quise aumentarme el busto. Pero también me ayudaba en cosas más pequeñas: a comprarme una remera o un cosmético si el dinero que mamá me daba no me alcanzaba”.
Con respecto a su personalidad, reconoce que es sumamente tímida y prefiere pasar desapercibida. “Casi nunca uso escotes. Es más, quise aumentar mi busto porque la ropa me quedaba grande y quería tener un cuerpo más equilibrado, armónico o uniforme. No sé cómo explicarlo. Pero no cambié en nada, yo me encuentro con mis amigos de Lugano casi todos los días como siempre. Los invito a casa, comemos algo y se van. Creo que ellos son los que mejor me entienden”.
Dice que pertenece al medio y evita los escándalos tratando de no involucrarse en hechos donde tenga que perder el tiempo.“Soy consciente de que pueden hablar bien y mal de mí, inventarme historias. Pero no me preocupa, que digan lo que quieran. Porque sé quien soy y la gente que me quiere lo sabe muy bien. Eso es lo que me importa”, aclara. Sin embargo, admite que la popularidad que le otorgó la televisión también le juega en contra. “Los hombres no se me acercan”, dice.
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