Unos ochocientos opositores al cierre de RCTV, se reunieron frente la sede de CONATEL con la intención de ingresar al edificio, situación que la policía metropolitana disolvió con gases lacrimógenos y carros hidrantes. Tras 53 años de emisión la señal fue sacada del aire y en su lugar ya se emite TVES, canal público y financiado por el estado caribeño.
Por Canal26
Domingo 27 de Mayo de 2007 - 00:00
La policía los desalojó cuando uno de ellos intentó encadenarse a una de las vallas que había colocado los efectivos en la esquina de CONATEL, ubicado en Las Mercedes, un barrio de clase alta caraqueña. Ante la resistencia, comenzaron los disparos con granadas de gas y chorros a presión desde los carros hidrantes
allí apostados.
Los manifestantes respondieron con piedras y con todo lo que encontraron a su paso. Algunos de los efectivos mostraban sus rostros ensangrentados fruto de la pedrera.
Una vez que la calma fue recobrada volvieron a acercarse hasta la posición policial que permaneció firme e impidiendo el avance.
Allí comenzaron las explicaciones sobre el origen de la escaramuza. Por un lado, Esperanza García, una vecina de Las Mercedes, aseguró que la policía avanzó contra los manifestantes sin previo aviso.
"Un señor estaba hablando y de repente a ellos se les ocurrió sacarnos con las ballenas (carros hidrantes)", dijo la mujer de 64 años mientras se acomodaba el cabello y chequeaba que su celular estuviera encendido.
"Mire, yo a RCTV no lo veo salvo ¿Quién quiere ser millonario? y La Entrevista, por eso no entiendo que no quieren, que lo vea el pueblo. Mire, hay tantos canales, entonces ¿por qué eligieron a éste?", aseguró para luego atender su teléfono móvil y muy excitada relatar que estaba hablando para la prensa.
Miguel, un cuarentón que trabaja en el ramo de la informática, tiene otra versión de lo sucedido. Reconoció que hubo un forcejeo de los estudiantes presentes en el lugar que "querían llegar a CONATEL para que nos escuchen".
Sin embargo, se niega a pensar que pretender romper el cerco policial sea razón suficiente como para que la policía actúe, y luego se abraza con otro hombre que lo acompañaba y ambos comenzaron a saltar y gritar que Chávez es "un asesino".
El enojo de los manifestantes fue creciendo con el correr de los minutos. Por momentos se contentaban con los cánticos contra el gobierno y principalmente contra Chávez. Luego se sentaban para luego volver a incorporarse a la manera de una ola.
Algunos recurrían a sus teléfonos celulares para relatar lo que estaban viviendo. Otros los usaban para retratarse, en tanto que una buena cantidad desplegaban costosas y modernas filmadoras digitales con las que registraban su protesta. Pero nada era suficiente.
El calor, la humedad, pero sobre todo la indiferencia que les dispensaban los efectivos policiales a los manifestantes que habían decidido recurrir a la estrategia de hablarles personalmente a los policías con la intención de convencerlos que
debían dejarlos atravesar el cerco y "hacer uso de nuestra libertad de expresión".
Así fue que el grupo opositor se acercó a menos de un metro del vallado policial.
El arribo de dos policías montados en sendas motocicletas enardeció a un grupo de muchachos que se decían estudiantes universitarios. La policía, con sus escudos, avanzó un metro para dejar ingresar a los motorizados. Fue allí que uno de los jóvenes comenzó a patear el escudo de uno de los efectivos y cuando se vio descubierto por un periodista extranjero, éste no dudó en agredirlo con una patada.
Poco después, el mismo joven reiteró la agresión al periodista al pegarle un puñetazo en la espalda al tiempo que comenzó a acusarlo de chavista. Los manifestantes, con sus rostros destilando furia, se arremolinaron alrededor del periodista que fue protegido por un reportero gráfico mexicano.
La agresión cesó cuando se enteraron que era extranjero aunque le recomendaron que se retire hacia un costado para evitar males mayores. Poco después, el agresor se acercó al cronista a pedirle disculpas y asegurar que todo había sucedido porque "nos quieren quitar un medio de comunicación".
"Discúlpenos, pero usted debe entender que vivimos una dictadura que no nos deja expresarnos", lo justificó un sexagenario que aseguró ser militar retirado y "pacifista".
Cerca de las diez de la noche, las once de la Argentina, los manifestantes intentaron una vez más romper el cerco policial y ante la reacción de los efectivos se dispersaron. Hasta ese momento, la policía no informó la existencia de detenidos.
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