Julio Argentino Roca, prócer “héroe o villano” y el único día que lloró en público

Mencionar el nombre de Julio Argentino Roca es sinónimo de polémica, quizá solo Domingo Sarmiento o Juan Manuel de Rosas lograron acercarse al amor y odio que despierta su figura. Resistido por muchos, elogiado por otros, lo cierto es que su figura en la política argentina no fue una más marcando un punto de quiebre en la sociedad.
Fue dos veces presidente, el que más años gobernó con 12 ya que para ese entonces los mandatos eran de seis años. Pero su trabajo en la política no pasaría a la posteridad sólo por sus presidencias, si no por lo hecho cuando fue ministro de Guerra de Nicolás Avellaneda con la llamada “Campaña al desierto” que aún hoy es motivo de un extenso debate entre sus detractores y quienes lo rescatan como el mejor presidente que tuvo Argentina. Este 17 de julio, a 182 años de su nacimiento, recordamos uno de los episodios más difíciles y tristes de su vida, al que definió como “adelantar su propio funeral”.

Una amistad inquebrantable
Detrás de cada personaje tan particular siempre se esconden detalles que desnudan su lado humano y eso fue su amistad inquebrantable con el coronel Gramajo.
Artemio Gramajo había nacido por junio de 1838 en Loreto, Santiago del Estero. Desde jóven se sumó al ejército provincial, siendo un actor de reparto desde sus primeros años en varios sucesos de la historia argentina como la guerra de la Triple Alianza. A su vuelta se sumó a las filas del caudillo Felipe Varela y para 1870 ya su jefe era Julio Argentino.
También podría interesarte
El mito del revuelto
Durante la llamada Campaña del Desierto, el “amigo del jefe” deleitaba a todos los soldados con su habilidad culinaria.
Por años se alimentó el relato de que era este Gramajo quien fue el primero en crear un plato con jamón, huevos y papas; plato que con el tiempo se conoció como revuelto de Gramajo. Incluso el historiador Félix Luna, en Soy Roca, lo menciona.
Lo cierto es que hoy por hoy la historia ha dado un giro y se lo adjudica a dos hermanos, con el mismo apellido, como los verdaderos autores del manjar argentino. Se trata de Horacio y Arturo, dos atletas de los 30s que crearon el plato con lo que sobraba de la cocina del inexistente restaurante Río Bamba.

Una tradición que perduró
Si bien nuestro Gramajo no inventó el plato que todos creíamos, si instaló la figura del edecán que aún continúa.
Era tan fuerte la presencia del coronel en la vida política de Roca que era representado en Caras y Caretas o El Mosquito como “El Glotón Oficial” o “El Coronel Diente”.

Último adiós
Con el paso de los años finalmente llegaría algo que los separaría, inevitablemente sería la muerte. El primero en morir fue Artemio, lo hizo el 11 de enero de 1914.
Roca estaba devastado, nunca hablaba en público porque todos conocían su poca habilidad para la oratoria. El 12 de enero, en Recoleta, durante el entierro de su gran amigo, no sólo habló si no que lloró por primera vez en público.

“Para mí, portar los restos mortales del Coronel Artemio Gramajo, es como adelantar mi propio funeral”, dijo adelante de los presentes.

Nueve meses después, en octubre del mismo año, el dos veces presidente fallecía. Actualmente, ambos se encuentran en mausoleos cercanos del cementerio mencionado.
Hasta uno de los hombres más polémicos de la historia política argentina tuvo su aquella mitad que nos conoce más que a nosotros mismos.