Los secretos de la tumba del mejor amigo de San Martín: hecha con piedras de los Andes y en un famosísimo cementerio de Buenos Aires
Se encuentra en la necrópolis inaugurada el 17 de noviembre de 1822 y se transformó en un museo a cielo abierto con impactantes historias que fascinan a turistas.

El Cementerio de la Recoleta suele ser una visita obligada para turistas de todo el mundo y curiosos en Buenos Aires. Próceres, villanos y personalidades varias de la cultura argentina tienen allí su última morada.
Pero como todo cementerio, sus leyendas y fábulas con el correr de los años siguen acrecentando: amores trágicos, jóvenes que perdieron su vida de manera inesperada y hombres que hicieron cualquier cosa por descansar allí. Cuenta con más de 4500 bóvedas con estilos muy variados, entre las que se incluye una hecha con piedras de la cordillera de los Andes.
Es que se trata de un lugar tan turístico como impresionante: reúne a imponentes bóvedas y mausoleos pertenecientes a líderes políticos, expresidentes de la Nación, escritores, Premios Nobel, deportistas y empresarios. Algunas de las tumbas más concurridas son las de Eva Perón, Luis Federico Leloir y Adolfo Bioy Casares, entre otros.

¿Cuál es la tumba construida con piedras de los Andes?
Ideada en 1866 por el poeta Carlos Guido Spano en honor a su padre, el general Tomás Guido, quien fue un militar, diplomático y político argentino. Actuó en las invasiones inglesas y adhirió a la Revolución de Mayo de 1810. Gran amigo del general San Martín, fue determinante para que el director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata -Juan Martín de Pueyrredón- le diera su apoyo para la realización de la campaña del Ejército de los Andes que permitió la Independencia de Chile y de Perú en las que tuvo destacada actuación.

Este héroe falleció en su quinta de Buenos Aires, de la calle Potosí, el 14 de septiembre de 1866, según consta en el acta 469 del año 1866 de la Parroquia Nuestra Señora de Montserrat. En su testamento expresó el deseo de ser enterrado en la cordillera, pero su hijo encontró otra forma de cumplir el deseo: una tumba diseñada que hace alusión a una de las mayores gestas de su vida.
Esta estructura singular aún puede verse en la Recoleta. El traslado de estas piedras significó un “eterno” viaje de aproximadamente 1.200 kilómetros hasta Buenos Aires. La tumba fue diseñada con un estilo austero, similar a una gruta, en contraste con otras construcciones más ornamentadas del cementerio.

Además de las rocas andinas, está decorado con piezas de mármol, vidrios y esculturas, creando un espacio de homenaje sencillo pero con mucho significado.
Carlos Guido Spano murió en 1918 y se sumó al reposo en este lugar. Pero cuando se cumplieron 100 años de la muerte de Tomás Guido, sus restos fueron trasladados a la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, donde descansan junto a los del general San Martín, Gregorio Las Heras y el soldado desconocido.


















