Un curioso documento, la firma del médico criminal y la unión en matrimonio menos pensada en un perdido registro civil de la Banda Oriental.
Josef Mengele y Marta María Will. Fotos: AGN/Canal26.com
En Marzo de 1949 el médico nazi Josef Mengele cruzó el paso de Brennero, que une Austria e Italia, rumbo al puerto de Génova, donde influyentes contactos no sólo le dieron los documentos necesarios sino también una nueva identidad. Con el pasaporte Nº 100.501 expedido por la Cruz Roja Internacional y bajo el nombre falso de Helmut Gregor, subió al vapor “North King” que lo llevó hasta la República Argentina. Cuando el 20 de Junio de 1949 llegó a Buenos Aires quedó en evidencia la primera irregularidad. Agentes de migraciones advirtieron que (según la documentación en poder del viajero) el recién llegado era un italiano nacido en Termeno, hijo de padre desconocido y de Berta Gregor, que acreditaba ser “técnico” y sólo hablaba en alemán. Sin embargo no dejó de intrigarles que llevara en sus maletas apuntes médicos que, pese a la insistencia, no pudo explicar. El mal momento duró lo que un suspiro.
Los efectivos aduaneros debieron hacer la vista gorda ante la inesperada intervención de quienes se presentaron en el puesto de migraciones decididos a ayudar al médico nazi, entre ellos Rodolfo "Rudi" Freude (el jefe de la División Informaciones del Gobierno y quien comandaba la llegada de nazis al país) y Roberto Mertig (el dueño de la reconocida firma de artefactos de calefacción "Orbis-Mertig", a la vez que uno de los máximos referentes de la Unión Alemana de Gremios, continuadora solapada del Partido Nazi tras su prohibición).
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Otros que allanaron el camino de Mengele fueron agentes enviados por Horst Carlos Fuldner, un ex oficial de las SS que desde 1947 actuaba como enlace entre el gobierno y los nazis que llegaban al país, en combinación con efectivos leales de la Dirección Nacional de Migraciones. Gracias a esta ayuda, el “Dr. Gregor” se hospedó momentáneamente en el coqueto “Hotel Palermo”, en el barrio porteño del mismo nombre, sobre la intersección de la Avenida Santa Fe y calle Godoy Cruz. De allí en más, recorrería un camino seguro y protegido, a lo largo del cual nunca nadie, jamás, lo habría de molestar. Y tanto fue así que volvió a hacer negocios (muy similares a los que hacía en su vieja Alemania nazi). De hecho llegó a comprar acciones en los "Laboratorios Wander", entre otros emprendimientos, además de trabajar en la mencionada empresa "Orbis-Mertig".
Frente del certificado de casamiento de Mengele y su cuñada. Foto: Marcelo García.
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En noviembre de 1956, en pleno apogeo de la “Revolución Libertadora” que había derrocado al segundo gobierno peronista el año anterior, se dio un inesperado giro del destino y el "Doctor Helmut Gregor" pidió recuperar su verdadera identidad. Presentó su partida de nacimiento legalizada y certificada por la Embajada de la República Federal de Alemania en Buenos Aires y obtuvo una nueva Cédula de Identidad argentina -número 3.940.484- a nombre de José Mengele (textual del documento), nacido el 16 de marzo de 1911 en Günsburg, provincia alemana de Baviera. Ese mismo año, se convirtió en socio mayoritario de un nuevo emprendimiento médico en la Argentina, al frente del laboratorio “Fadrofarm” (Fábrica de Drogas Farmacéuticas).
El médico asesino volvía a nacer y estaba más vivo que nunca.
Con los años, Mengele viajó sin problemas por la Argentina, Alemania, Suiza, Chile, Paraguay y Brasil; pero también estuvo por poco tiempo en la localidad de Nueva Helvecia, en Uruguay. Entre tantos, ese viaje no fue uno más. Tenía uno solo y curioso objetivo: contraer matrimonio con una mujer llamada Marta María Will, su cuñada.
Dorso del documento, certificado en Uruguay. Foto: Marcelo García.
Fue una visita relámpago, un viaje casi de apuro. Una valija con pocas pertenencias, arreglos de último momento y un paso fugaz por el Registro Civil del Departamento de Colonia. Pedro Izacelaya, el oficial de turno en la oficina, dio fe de la unión y transcribió todos y cada uno de los datos en el certificado de casamiento menos pensado. Los testigos de la unión civil fueron Juan Carlos Germán (un joven abogado de 24 años) y su esposa Lydia Florio de Germán, de apenas 21. Era la tarde del día 25 de julio de 1958, el "Ángel de la muerte" acababa de casarse con quien hasta un tiempo atrás había sido la esposa de su hermano fallecido.
Al pie del documento, la firma estampada con su nombre original era mucho más que solo eso: era el signo inequívoco de su más absoluta impunidad.
El documento que presenta Canal26.com fue certificado como verdadero el 21 de junio de 2010, por Umberto J. Rodríguez, oficial 1º del Registro Civil, en la ciudad de Colonia, Uruguay. En archivo personal del autor.
Instagram: @marcelo.garcia.escritor
Twitter: @mdGarciaOficial
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