A la espera de la toma de posesión el próximo 20 de enero, el cambio de gobernante en Estados Unidos puede ser una gran noticia para el territorio africano.
Orgullo por su estado autónomo en Somalilandia. Foto: Reuters.
Mientras Somalia es considerado el "Estado más fallido de África" debido a que es un país crónicamente inestable y constantemente amenazado por militantes islamistas, piratas y la hambruna; Somalilandia es una región de Somalia autoproclamada independiente en 1991 y más estable que el resto del país, pero sin reconocimiento internacional.
Se trata de un territorio del norte de Somalia que tiene su propia moneda, constitución, ejército o pasaporte, pero la comunidad internacional la considera una región de la República Federal de Somalia. Es decir, cuenta con los elementos que definen a un Estado -población, territorio y Gobierno-, pero no es considerado como tal.
Somalilandeses celebrando su 33° aniversario de independencia de Somalia. Foto: Reuters.
El problema más importante para Somalilandia, la falta de reconocimiento internacional, puede ser solucionado por Donald Trump en su segundo mandato al frente de la presidencia de Estados Unidos. El reconocimiento podría permitirle al país norteamericano establecer operaciones de inteligencia en la región para monitorear el tráfico de armas y la influencia china, dado que el gigante asiático ya cuenta con una base militar en el vecino Yibuti. Esto también reforzaría la vigilancia de los hutíes en Yemen.
Así, el reconocimiento del territorio que representa un oasis de relativa calma en una de las regiones más agitadas del mundo, podría ser una estrategia de Trump para beneficiar sus intereses en África. Poco le importa esto a los habitantes de Somalilandia que quieren despegarse de la guerra civil que desgarra a Somalia desde hace tres décadas.
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En noviembre, Somalilandia celebró su sexta elección exitosa desde que declaró su independencia de Somalia en 1991. En esta ocasión, Abdirahman Mohamed Abdullahi asumió como presidente. Los avances democráticos de este territorio contrastan con Somalia, que sigue lidiando con conflictos y elecciones complicadas.
En Somalilandia, los mandatarios llegan al poder a través de elecciones reñidas cuyos resultados, a diferencia de otros países africanos, son respetados incluso cuando gana la oposición. Además, pese a ser una ciudad con mucha pobreza y contar con un muy alto nivel de desempleo, la capital Hargeisa es una de las urbes más seguras de la región.
Mujeres envueltas en banderas de Somalilandia. Foto: Reuters.
Así, la gobernanza estable y democrática de Somalilandia difiere marcadamente con la inestabilidad de Somalia y los regímenes autoritarios en el resto del Cuerno de África. Esto será tomado por las nuevas autoridades como una oportunidad para aparecer como un faro de democracia en un mar de autocracias en la región.
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Las principales autoridades del mundo consideran a Somalia un "Estado fallido", es decir que no está en condiciones de ejercer el monopolio legítimo de la violencia y de proveer a sus ciudadanos de los beneficios del Estado, por lo que necesitan ser ayudados desde el exterior.
Es por eso que este 1 de enero comenzó una nueva misión de paz para Somalía, liderada por el Consejo de Seguridad de la ONU, llamada Misión de Apoyo a la Unión Africana en Somalia (AUSSOM). Catorce países votaron a favor -solo se abstuvo Estados Unidos- de transformar la misión actual de transición en la nueva AUSSOM, que tendrá como principales objetivos la lucha contra las células terroristas de Al-Shabaab y otros grupos yihadistas presentes en Somalia y la estabilización del país africano, uno de los más pobres del continente.
Somalia es uno de los estados más pobres de África. Foto: EFE.
Teniendo en cuenta que los fondos humanitarios suelen funcionar por ciclos de un año y que el débil Estado somalí no tiene capacidad para proporcionar servicios públicos, como colegios, sanidad o infraestructuras en gran parte del territorio, los somalíes se ven obligados a abandonar su lugar de nacimiento.
Un cuarto de la población abandonó el país por la crisis climática y el conflicto. Carencias como estas afectan también a los más de 2.400 campos de desplazados repartidos en todo el país, un 85% de los cuales son asentamientos informales en tierras privadas.
Desplazados internos en Somalia. Foto: EFE.
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El respaldo hacia Somalilandia creció entre líderes republicanos y posibles asesores de política africana para una futura administración de Donald Trump. Estos actores presionarían para que el magante reconozca al estado autoproclamado independiente.
De este modo, las diferencias entre ambos territorios pesaría más que el hecho de que Somalia considere a Somalilandia una parte integral de su país. Por poner un ejemplo, en el caso del primer mencionado, los periodistas occidentales no pueden moverse sin seis guardaespaldas fuertemente armados mientras que en el país con paz y estabilidad, caminan solos incluso de noche.
El mapa de Somalilandia. Foto: Wikipedia.
Esta situación, sumada a los intereses de Estados Unidos, podría llevar a Somalilandia a conseguir su máximo objetivo: el reconocimiento internacional y la separación de Somalia.
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