Cómo trasplantar un limonero: el paso a paso ideal para cuidar sus raíces y lograr los mejores frutos

El limonero es uno de los árboles frutales preferidos, no solo por sus frutos durante gran parte del año, sino también porque decora y perfuma el jardín con sus grandes hojas. Sin embargo, a la hora de trasplantarlo de una maceta a la otra, o incluso a la tierra, hay ciertos recaudos que deben ser tenidos en cuenta para no afectar su raíz.
De hecho, aunque parece fácil, puede llegar a ser una tarea delicada, ya que de no hacerlo adecuadamente, el fruto podría no desarrollarse jamás o incluso la planta puede enfermarse. El espacio, el sol y la renovación de sustrato son tres cosas indispensables a la hora de revitalizar el árbol de limones y mejorar su producción.

Cabe destacar que, además, el momento ideal para trasplantar es a finales del invierno o comienzos de la primavera, cuando la planta está saliendo de su período de reposo. Por otro lado, es muy importante evitar hacerlo en pleno verano o durante su floración y fructificación intensa, ya que podría estresarse más de lo necesario.
Para poder hacerlo, necesitarás una maceta nueva, bien grande y con un buen drenaje o simplemente una buena porción de tierra donde pueda desarrollarse el resto de su vida. Además, deberás tener en cuenta el sustrato y por supuesto, elementos esenciales como rastrillo, palita y agua.

Paso a paso para trasplantar sin dañar el limonero
- Preparar la nueva maceta: elegí una maceta al menos 5-10 cm más ancha y profunda que la anterior. Asegurate de que tenga orificios de drenaje para evitar el exceso de agua. Colocá una capa de drenaje en el fondo (piedritas o trozos de maceta rota) y luego una base de sustrato.
- Humedecer la tierra antes de trasplantar: regá ligeramente la planta unas horas antes para aflojar el sustrato, pero sin empaparlo. Esto facilitará extraer el limonero sin dañar las raíces.
- Retirar el limonero con cuidado: dale vuelta a la maceta anterior mientras sujetás el tallo con una mano firme pero suave. Si está muy adherido, golpeá suavemente los bordes para aflojar. Nunca tires con fuerza del tronco.
- Revisá las raíces: si están muy enrolladas, separalas con los dedos para estimular el crecimiento hacia fuera.
- Colocar en la nueva maceta: ubicá el limonero en el centro de la nueva maceta. Asegurate de que el cuello de la planta (la base del tallo) quede a la misma altura que en la maceta anterior. Rellená con el sustrato nuevo, presionando suavemente para fijar la planta. No compactes demasiado la tierra.
- Regar y ubicar en lugar adecuado: durante los primeros días, colocá la maceta en un lugar con luz indirecta y reparado del viento. Luego, podés volver a su ubicación habitual con sol directo.

Algo a tener en cuenta es que el limonero debe trasplantarse cada dos o tres años para renovar el sustrato, sobre todo si crece a pasos agigantados, las hojas se ven amarillentas o las raíces se asoman por los orificios del drenaje.