Con un recorrido que va desde Olivos hasta el Tigre por meno de $300, tiene confiterías y restaurantes en las estaciones de construcción británica, se puede ver el Río de la Plata, clubes, marinas y la historia colonial en San Isidro.
Tren de la Costa. Foto: Pato Daniele
El Tren de la Costa es un ferrocarril urbano y turístico que recorre los municipios bonaerenses de Vicente López, San Isidro, San Fernando y Tigre. Tiene la particularidad de que sus vías corren paralelas a la ribera del Río de la Plata y que las estaciones conservan un estilo inglés que lo convierte en un paseo hermoso para hacer en cualquier momento del año, con el atractivo extra de ser muy barato: apenas $280 por tramo. Atraviesa zonas residenciales y recreativas, y en sus estaciones hay confiterías o restaurantes que le aportan un condimento extra al paseo.
Fue inaugurado en 1995, con un recorrido de 15,5 km. en 11 estaciones: Maipú, Borges, Libertador, Anchorena, Barrancas, San Isidro R, Punta Chica, Marina Nueva, San Fernando R, Canal y Delta. Cada una tiene su atractivo particular y acá te contaremos lo más destacado.
Tren de la Costa. Foto: Pato Daniele
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Hay dos formas de acceder a esta formación: una es hacerlo desde Retiro, tomando el Ferrocarril Mitre y el ramal del mismo nombre hasta la estación Bartolomé Mitre de Olivos. Al llegar a la terminal, se cruza a Maipú directamente por un puente que las une por encima de la Avenida Maipú. Allí habrá que volver a poner la tarjeta SUBE para acceder al Tren de la Costa, que pasa cada 20 o 30 minutos. Es una formación corta pero cómoda y con aire acondicionado que tiene en su interior máquinas para pagar el viaje en caso de que se descienda en cualquiera de sus paradas y se vuelva a subir para regresar al punto de partida. No hay boletería en las paradas.
Tren de la Costa. Foto: Pato Daniele
La otra manera es tomándolo directamente en Maipú o en Delta, los dos extremos. Este último punto es la sede del Parque de la Costa y del Mercado de Frutos, que quedan apenas a unos pasos del final del recorrido. Puede ser un destino en sí mismo porque es ideal para pasar el día, visitar el Museo de Arte Tigre o el Club Canottieri Italiani, dedicado al remo desde hace más de un siglo.
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La ventaja de esta travesía en tren es que no hace falta salir de la estación para comer un bocado o encontrar cosas para comprar. Incluso en una de ellas ¡hay un supermercado! O sea que distan mucho del trajín de un servicio de ferrocarril para convertirse en un verdadero paseo. Atención que siempre el atractivo de la parada está en un andén o en el que está del otro lado. Por supuesto que se pueden aprovechar los puentes sobre nivel, de metal y con escalones de cemento, para cruzar las vías. Además brindan una visión panorámica de la estación. Por ejemplo, en Borges la coqueta confitería Borges Station está en sentido a Tigre.
Tren de la Costa. Foto: Pato Daniele
Vale la pena bajarse en Anchorena, en parte por el elegante y rústico restaurante y bar Tribu, que es muy grande y está abierto durante todo el día con sus mesas en el interior y al aire libre. Tiene una vista privilegiada y cercana del río. Hay que destacar que en las inmediaciones de la estación hay un enorme parque que bordea la costa para andar en bicicleta, dejar que los chicos corran, jugar con la mascota o llevarse una manta para hacer un picnic en el pasto. Es una de las paradas más hermosas.
Estación Las Barrancas es muy especial, tiene un barcito con mesas sobre el andén del lado hacia Delta y está la Feria del Anticuario instalada en la parte en la que paran los trenes a Mitre, que funciona los fines de semana. San Fernando R, por su parte, es la puerta de entrada a uno de los clubes más tradicionales de la zona Norte, el enorme Náutico San Fernando que, entre sus instalaciones, cuenta con una marina propia.
Tren de la Costa. Foto: Pato Daniele
Pero sin dudas la perla de esta visita es San Isidro, cuyo casco histórico está apenas a una cuadra de la estación, antiguamente ocupada por un shopping a cielo abierto, hoy cerrado y parcialmente usado por una universidad. Atravesando hacia la derecha de la parada, cruzando una plaza en barranca (denominada Mitre y con la estatua del prócer dominándola) se accede inmediatamente a la imponente Catedral San Isidro Labrador. Vale la pena dar una vuelta por la plaza, ya que está rodeada de casas coloniales. algunas todavía se usan de vivienda, otras son museo y una hasta espacio coworking. Vale la pena hacerse una escapada (a una cuadra) a la Quinta de los Ombúes, una mansión del siglo XVIII con exhibición de antigüedades y hermosos jardines. Abre todos los días menos lunes y martes.
Del lado opuesto de la Catedral, y haciendo apenas cinco cuadras hacia el río llega al Centro Municipal de Exposiciones SI, donde se hacen muchas actividades como el Festival Bocas Abiertas en primavera.
Tren de la Costa. Foto: Pato Daniele
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La traza del Tren de la Costa fue tendida a fines del siglo XIX por la Compañía Nacional de Ferrocarriles Pobladores Argentinos -adquirido al poco tiempo por el Ferrocarril Buenos Aires a Rosario-. Corrieron por esta línea trenes a vapor hasta que fue electrificada en 1931. Al nacionalizarse los ferrocarriles, en 1948, pasó a formar parte del nuevo Ferrocarril General Bartolomé Mitre de la red ferroviaria argentina, en uno de sus tres ramales suburbanos.
Tren de la Costa. Foto: Pato Daniele
En 1961, durante la presidencia de Arturo Frondizi, Ferrocarriles Argentinos suspendió la prestación de los servicios entre las estaciones Bartolomé Mitre, ubicada en Olivos, y Delta. A partir de ese momento el Tren del Bajo, como se lo llamaba afectuosamente, se sumió en el abandono convirtiéndose en una vía muerta. El terreno ferroviario fue usurpado ilegalmente en casi toda su extensión, muchas estaciones fueron ocupadas por familias enteras y se deterioró gran parte de su estructura.
Sin embargo, en el '93 fue dado en concesión por un término de 30 años a la Sociedad Comercial del Plata. Así se reacondicionaron las ocho estaciones existentes y se construyeron 3 nuevas (Libertador, Maipú y Marina Nueva), introduciendo el concepto de convertirlas en paseos de compras, preservando el estilo inglés original de las construcciones.
Tren de la Costa. Foto: Pato Daniele
Con una tarifa considerablemente más elevada que la habitual para los ferrocarriles suburbanos, se lanzó el Tren de la Costa como un servicio turístico diferencial. Incluso sus formaciones fueron las primeras en tener aire acondicionado. Pero en 2013 la empresa que lo gestionaba fue estatizada y a partir de ahí pasó a manos de Trenes Argentinos, que mantiene la explotación hasta hoy con un precio mucho más accesible.
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