U2, gira clásica y tecnológica

En su 360º Tour los irlandeses ratificaron que nadie como ellos en el rock de hoy, devenido en su caso en industria del entretenimiento, pudo y podrá traer al país un show inédito y multimedia como el que ofrecieron en el Estadio Único de La Plata. Entre efectos más que especiales y afectos ídem entre público y banda, los irlandeses, sin nada nuevo musical que mostrar, extasiaron con una lista de temas pródiga de clásicos y arengas para endulzar oídos. Y como si fuera poco ofrecieron un verdadero acto de inclusión social digno de imitar. Por Sergio Corpacci

Por Canal26

Domingo 3 de Abril de 2011 - 00:00

Por Sergio Corpacci

U2 aturde, impacta, sorprende, apabulla, cautiva, aplaca.

Aturde porque a los sonidistas les llevó tres temas acomodar el sonido. Entonces Even Better Then the Real Thing, New Year`s Day y Get On Your Boots, aturdieron aunque seguramente también emocionaron a quienes no atienden estas minucias y se dedican a disfrutar.

Disfrute que arbitrariamente llegó enseguida con la tira bien arriba y al palo con esos cuatro temazos en plan sónico que son Until The End of the World, Magnificient y Mysterious Ways y Elevation que te obliga a saltar y sino te patea el culo y te eleva del suelo o la butaca es porque por tus venas corre agua destilada.

Impacta, sorprende y apabulla porque todo suma, y en un Estadio Unico, digno del Primer Mundo,este U2 modelo 2011 dejó en parte sus pretensiones de cambiar el mundo, y “las cosas” para valerse de “las cosas” que también cambiaron el globo: la tecnología de punta por caso. Y los irlandeses hicieron punta con ella. Entonces tanta parafernalia y tan pocas sorpresas musicales aplacan sin discutir la calidad de la banda.

Por eso, luego de todo lo que se escribió y dijo, ver in situ a La Garra engloba a los tres adjetivos mencionados. Y no me pidan datos sobre la misma: ya los conocen o debieran conocerlos si les interesa. Y sino papá Google siempre enseña.

La Garra escénica entonces permite que los músicos hagan lo que quieran,. Así mientras Bono desanda el perímetro, canchero y winner, The Edge le muestra su capacidad y su guitarra a los de enfrente , mientras Adam Clayton, de blanco hasta las canas, ofrece estampa y bajo a otro sector. En el centro, el siempre flemático y atildado Larry Mullen (que lo parió, este tipo siempre parece Jr.!), solo en su inmensa batería contempla la inmensidad del repleto Estadio.

E inmensos desde lo inmenso, U2 corrobora que para ellos el rock, es también industria del espectáculo, más allá de que las causas justas, que no han abandonado, aparezcan se nos ofrezcan en videos sobre la persecución en Birmania o el manifiesto del reverendo Desmon Tutu, que a la arenga solidaria le agregaron un celebrado artilugio techno: el religioso nos arengó, pero también nos miró en 360º y, claro, exaltó las bondades del nombre que le da marco y contención a este gira de 110 recitales que sigue su marcha.

Como se darán cuenta un recital de estas características conlleva hablar más de lo extramusical que de la música en sí. Entonces de acuerdo a la lista, el remanso apareció con Stuck in a Moment – dedicada a Michael Hutchence, desaparecido líder de INXS, con coros de The Edge , coronado por un apretón de manos con Bono -, Beatiful Day, en una noche hermosa, y la reposada In a Little While, antes de la bellísima y erizante Miss Sarajevo donde Bono, a falta de Pavarotti, homenajeó al desaparecido tenor sin mencionarlo. Su capacidad vocal en donde Luciano descollaba fue quizá el mejor homenaje.

Aún no promediaba el show y el acto de inclusión social, tan discursivo como real y efectivo en estos pagos, se hizo presente: La pantalla traducía lo que Bono nos decía y como es 360° todos pudieron y pudimos ver y saber qué nos estaba contando. Sí esto no es inclusión social rockera, díganme cual y convénzame de ella.

Entonces hubo “Bono para todos” y así pudimos saber que “Adam no baila , se la pasa tomando mate y disfrutando de los ‘bombones argentinos’ – girls, girls, girls, je – y “Aguante Buenos Aires, Aguante La Plata” o agradecimiento a quienes colaboran con las campañas de medicamentos genéricos para enfermos de Sida. Y el Gracias Totales a los MUSE, esa imparable y sutil aplanadora británica que abrió el fuego como lo que es y la venden: “La gran banda de rock del 21” que amerita más que ocho temas - no tocaron Suppermassive Balckhole, qué desilusión- y una pronta visita como cabezas de cartel. “Gracias MUSE por llevarnos a lugares extraordinarios”, agradeció Bono y lo ratificamos el puñadito que los alentó y quien suscribe.

En materia de momentos emotivos, cómo olvidar ese en el que el cantante toma a una chica de la VIP Red Zone y la invita a dedicarle un tema a “una gran cantante que ya no está” y entonces la sorprendida fan lee las estrofas de “Gracias a la Vida” y si bien el Gracias a Mercedes Sosa no se oye ni retumba , la impronta y presencia de la físicamente desaparecida Negra flota por La Plata en un reconocimiento Unico.

Y si a la Garra le hacía falta algo, en City of Blinfing Lights, se le ilumina una torre en sus alturas. Ya habían girado sus escaleras, ya la habían desandado los cuatro de siempre (todo un dato que desde su formación U2 mantenga a sus integrantes originales, en eso no cambian).

“Qué más podemos pedir”, “Qué más podemos pedir”, nos arengaba un canchero Bono sabedor de que lo que nos estaban visualmente brindando es tan insuperable que un dibujo animado de estética muy rocambolesca mostraba a una nave espacial con ET muy argentos, que alababan la calidad del show y hasta resaltaban que les “dolían los pies”.

Y aunque no lo pidas, lo tenés. Es el sprint final para emocionar y retrotraer con las preciosas Sunday Bloody Sunday Walk On. One y claro, Where Streets have no name”, donde las calles no tienen nombre, en el sitio justo.

Ultra violet, Whit or Withhout You – tan de nuestra adolescencia pre noventas, tan cercana ayer, tan lejana hoy – precedieron el cierre, el final que con Moment a Surrender, momento de rendirse, de ceder, de entregarse.

Y así fue y así nos fuimos. Aturdidos, impactados, sorprendidos, apabullados, cautivados y aplacados.

Todo en el marco de un recital de rock, aunque en el marco de lo que fueron y lo que son los U2, hoy ya no lo parezca.