Gilberto: el amigo de los cocodrilos

Cada domingo, el pescador costarricense Gilberto Shedden se enfunda en sus gastados pantalones cortos de piel de leopardo, se zambulle en el lago y chapotea en el agua con un cocodrilo de cuatro metros y medio. Las impactantes imágenes en el video que presentamos.

Shedden, de 50 años, hace rodar al cocodrilo sobre su espalda, juega con él, empuja su cabeza de afilados dientes fuera del agua y hasta lo besa con ternura en la nariz.

"Es increíble. Vengo todas las semanas para verlo", dijo Sam Van Everbroeck, un visitante asiduo al espectáculo en la ciudad tropical de Sarapiquí, cerca de la costa del Caribe.

Conocido por sus amigos como "Chito", Shedden se ha ganado el apodo del "Tarzán Tico".

Tico es el apodo con el que se conocen los costarricenses en la región.

Pero para Shedden, sus juegos con Pocho son mucho más que un espectáculo y demuestran la amistad que ha entablado con el cocodrilo, un reptil con una feroz reputación.

Su amistad con Pocho comenzó hace 17 años cuando Shedden encontró al cocodrilo americano -entonces de dos metros- a la deriva en un río y con una bala en su cabeza.

Shedden llevó al cocodrilo herido a su casa y lo cuidó hasta que se recuperó. Luego lo dejó en un lago cercano, pero, para su sorpresa, el animal salió del agua y lo siguió hasta su casa.

"Eso me convenció que es posible que fuera manso", dijo Shedden a Reuters después de uno de sus espectáculos semanales.

Para el susto de su familia, Shedden comenzó a meterse al agua con el cocodrilo y descubrió que le gustaba que jugara con él. Incluso le enseñó a cerrar los ojos cuando se lo ordena.

"Salía en la noche para que mi familia no se enterara, porque estaban asustados", dijo Shedden, con el mismo entusiasmo del fallecido "cazador de cocodrilos australiano Steve Irwin.

Hace dos años, Shedden mostró sus trucos con el cocodrilo a unos amigos, quienes lo exhortaron a que hiciera un espectáculo público.

Ahora, multitudes van semanalmente a ver a Shedden -que lleva puestos tan solo sus pantalones cortos y una vincha estilo comando- actuar con el gigantesco reptil en un pequeño lago cercano a un restaurante suyo.

El pescador da vuelta a Pocho varias veces mientras frota la panza blanca del cocodrilo. La gigantesca cola del reptil sale completamente del agua y choca con la superficie con un fuerte ruido.

Después de treparse a él en el agua, Shedden atrae al cocodrilo hacia la orilla, se pone de cuatro patas y pega su nariz a su hocico.

Se calcula que Pocho tiene unos 50 años. Los cocodrilos americanos, que habitan desde Florida hasta Ecuador, son menos agresivos que sus pares del Nilo o los australianos y llegan a vivir hasta 70 años en cautiverio.

Por ahora, Shedden cobra unos dos dólares por cabeza para ver el espectáculo de media hora, y dice que no está interesado en hacer más de un show semanal porque también se gana la vida como pescador.

"Es mi amigo. No quiero tratarlo como un esclavo, no quiero explotarlo", dijo.

(Fuente: El Comercio-Reuters)