Alanis Morissette dejó el alma descubierta en su talentosa catarsis musical
Su música siempre fue reflejo de su interior. El lamento en su voz, un llanto carnal oculto que queda al descubierto en cada melodía. Ovaciones para la canadiense en su presentación en el Luna Park.
Por Claudia Seta
Por Canal26
Viernes 13 de Febrero de 2009 - 00:00
Se escucha su voz a capella, mientras los músicos esperan con las luces semi apagadas. Inconfundible, Alanis Morissette hace la intro en la noche del Luna.
Sale a cantar “Uninvited”, uno de sus más recientes éxitos. Viste de jean, remera negra y una chaqueta haciendo juego, botas sobre el pantalón. Tiene el pelo largo como en las épocas de su rebeldía, al inicio de su carrera, pero está más seria. Han pasado muchos años desde el lanzamiento de “Jagged Little Pill”, su disco más vendedor.
Esta vez, la cantante y compositora canadiense visita Argentina para presentar su más reciente trabajo “Flavors of Entanglement”, y “Versions of violence” es la primer canción que interpreta ante sus seguidores argentinos que colmaron el estadio.
A lleno total, Alanis está en la tierra del tango por tercera vez y no quiere que falten sus hits, por eso hizo un mix de canciones viejas y algunas nuevas. “All I really wants”, “I’m not the doctor” y “Head over feet” logran uno de los picos más altos del espectáculo. Es que a la joven, talento es lo que le sobra y queda demostrado en cada presentación.
No faltan las baladas en el show, ni las luces tenues para la catarsis de Morissette. Se oye el lamento en su voz, su llanto carnal oculto que queda al descubierto en cada melodía. Llora un tema, llora otro y otro más hasta el final de la noche.
Su música siempre fue reflejo de su interior: simple, frente al micrófono, junto a su armónica o su guitarra, ella canta sobre su personalidad. Desde el inicio de su carrera siempre cantó sobre sus desencantos amorosos. Hoy, también, porque está recientemente separada. Pero Morissette también es símbolo de la ambigüedad sexual en el mundo de la música como lo son Madonna (su madrina artística), Prince o Inxs, entre muchos otros. Varias veces se la vinculó a mujeres y ella no lo niega sino que se muestra muy abierta sobre el tema.
El show sigue su curso con “U.R.”. La rocker canadiense da vueltas hacia un lado, hacia el otro, salta, revolea su cabeza, sus brazos y su cintura. La voz sigue intacta, inconfundible. La adolescencia y la rebeldía quedaron atrás y hoy dice sentirse libre. Se nota, está más segura sobre el escenario, pero no pierde la inocencia de su persona cuando sonríe a su público.
Se queda inmóvil, agachada, muestra su lado frágil mientras el piano suena de fondo. Es su forma de “desnudarse” a sus seguidores, se revelan sus miedos y su dolor en “Find the Right man”. La mujer quiere ser escuchada, quiere canalizar lo que lleva dentro.
Alanis es de esas interpretes que con su música hacen terapia, como Kate Bush, Tori Amos o Sarah McLachlan. El reflejo de su alma se puede ver en cada entonación. Un psicoanálisis musical que llevan por diversas ciudades de todo el mundo y, allí, miles de personas las escucharán como escuchándose a sí mismos.
Llega el último acto. Da varios giros como si fuera la Mujer Maravilla, recordando al mítico líder de The Doors. Alanis es la versión femenina de Jim Morrison sobre el Luna. “You oughta know” hace saltar a todos y cantar junto a la artista. Luego, mientras la pantalla dice “Lost” (Perdida), suena “That Particular Time”. Más tarde, “Hand in my pocket”, “Hands clean” y “So pure”. Se lleva todos los aplausos, gritos y ovaciones de la gente. Agradece el afecto con un simple “Gracias”. Se va y sus músicos saludan. Sonaron impecables durante todo el espectáculo.
Claro que siempre están los bises y no se hacen esperar mucho, porque a esta altura, todos estamos de pie. “You learn”, “Ironic” y “Thank you” le dan el broche final a una noche donde el alma de Alanis quedó al descubierto una vez más. Su catarsis musical, su forma de hacer terapia con talento innato. Ya no es la adolescente, es la mujer... y en cada canción está reflejada su vida.