River no jugó bien, pero pudo ganarle a Quilmes y se afianza en el torneo

Todos los que concurrieron al estadio Monumental de Núñez fueron a observar una victoria de River. Hasta los hinchas de Quilmes fueron a la cancha sabiendo que tenían pocas posibilidades de conseguir aunque sea un empate.

Pero en la primera etapa los dirigidos por Daniel Passarella jugaron decididamente mal, sin ideas, sin crear situaciones, algo que agrandó a la visita, que con todas sus falencias a cuestas intentaron crearle algún tipo de peligro a River.

Cuando se moría el primer tiempo Ariel Ortega se vistió de Ariel Ortega, envió un centro apuntando a Gonzalo Higuaín, quien de volea marcó un gol de otro partido, que le sirvió a los locales para irse al descanso sin recibir el abucheo general de su público.

Con la victoria parcial River salió a jugar más tranquilo el segundo tiempo, con la presencia de Marcelo Gallardo, quien ingresó en lugar de Lucas Mareque, en un cambio de características claramente ofensivas.

Pero atacar no significa acumular hombres arriba, por eso River siguió penando ante un rival, que tiene todo en contra (los jugadores de Quilmes no cobran ni los sueldos), pero con mucho amor propio fueron en búsqueda de la igualdad, sin fútbol, es cierto.

Y cuando el partido no emocionaba a nadie Víctor Zapata fue expulsado por Sergio Pezzotta y los jugadores de Quilmes entendieron el mensaje que se escuchó en ese momento desde la tribuna popular. Era el momento de soñar con el empate.

Cuando Quilmes amenazaba llegó el tanto de José Chatruc, luego de una gran jugada individual que desató una locura total, primero en el jugador que festejó como si hubiera marcado un gol en una final del mundo, y en los hinchas del “Cervecero”.

El silencio de los hinchas de River en el estadio Monumental se “escuchaban”. Passarella miraba al cielo buscando explicaciones y los jugadores “millonarios” dentro de la cancha le encontraban la vuelta a un rival, que sólo con el orgullo los estaba complicando.

Herido, los hombres de Passarella fueron en búsqueda del gol de la victoria, esa que todos presagiaban de antemano pero que se le estaba complicando, y mucho.

Pero de tanto ir, sin fútbol, casi sin generar situaciones realmente claras, llegó el gol de la victoria, marcado de cabeza por el lateral Paulo Ferrari, quien sorprendió a todos aprovechando un buen centro enviado por Gonzalo Higuaín.

Quilmes tuvo su chance para empatar, nuevamente en los pies de José Chatruc. River contó con alguna chance para ampliar el marcador, pero el partido se fue con el 2 a 1 definido.

Nuevamente el conjunto de Passarella jugó mal al fútbol. Se llevó una victoria sólo por una cuestión de actitud, porque a nivel futbolístico no fue más que Quilmes, que cuando nadie lo esperaba estuvo a punto de llevarse por lo menos un empate del estadio Monumental.

-Síntesis-

River Plate: Juan Pablo Carrizo; Eduardo Tuzzio, Danilo Gerlo, Federico Lussenhoff y Lucas Mareque; Paulo Ferrari, Fernando Belluschi, Nicolás Domingo y Víctor Zapata; Ariel Ortega y Gonzalo Higuaín. DT: Daniel Passarella.

Quilmes: Derlis Gómez; Alfredo González Bordón, Julio Moreyra Fernando Crosa; José Chatruc, Juan Fernández Di Alesio, Martín Romagnoli, Carlos Barrionuevo y Sebastián Rusculleda; Gastón Coyette; Pablo Giménez. DT: Mario Gómez.