Tenebrosa Buenos Aires: la Torre fantasma en La Boca y el mito de los duendes asesinos

La Ciudad de Buenos Aires cuenta con 48 barrios, cada uno de ellos con una esencia e historia propia que los vuelve único. Dentro de esto se esconden mitos y leyendas sobre sitios o personajes que los habitaron y el barrio de La Boca no es la excepción.
Siendo uno de los más antiguos, su geografía tan pintoresca los vuelve un sitio irresistible para los turistas. Especialmente una antigua casona, en la intersección de la avenida Almirante Brown y las calles Wenceslao Villafañe y Benito Galdós conocida como el “Castillo de La Boca” o “La Torre del Fantasma”.

Qué esconde La Torre del fantasma
Su historia comienza en la década de 1910, en ese entonces la estanciera y millonaria María Luisa Auvert Aurnaud le encargó a un arquitecto catalán la construcción de un edificio de departamentos para vender. Al quedar tan espléndida la torre, María Luisa se instaló a vivir allí con sus sirvientes.
Decidió así adornar todo el edificio con muebles de tierras españolas, decorar los balcones con plantas exóticas, típicas de la región, como hongos comestibles y alucinógenos. Pero con el tiempo, sus empleados empezaron a abandonar el edificio misteriosamente, ya que nadie quería trabajar en ese lugar.
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Por el relato de vecinos que prevaleció en el tiempo, por las noches se escuchaban los gritos de pánico de la señora o de los pocos sirvientes que aún residían. La señora Auvert abandonó la casa y se recluyó en una de sus estancias, por lo que la torre más alta fue alquilada por una artista plástica que la convirtió en un atelier.
Volvieron a escucharse gritos de terror provenientes de la torre y una trágica noche, saltó al vacío desde lo alto de su torre. Nadie supo jamás qué fue lo que llevó a la mujer a cometer suicidio, pero la leyenda de duendes malditos que la acosaban no tardó en aparecer.
¿Duendes mágicos?
Pasaron los años, y cuenta la leyenda, que una periodista se contactó con María Luisa Auvert para consultarte sobre los duendes. Sucede que la mujer creía en la historia de unos duendes catalanes, los cuales “duermen en hongos” como los que había usado para decorar los balcones del edificio.

Dejando de lado lo paranormal de la historia, lo que se relata tiene una explicación lógica: “estos seres” no eran otra cosa que el producto de los efectos alucinógenos de estas plantas. Lo cierto es que la leyenda no terminó y aún hoy se dice que cuando estos duendes se alteraban, podían cometer todo tipo de locuras.
El primer barrio de CABA es más antiguo que el Virreinato del Río de la Plata
El barrio más viejo es Monserrat, ubicado en la Comuna 1 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Dentro de sus límites se encuentran la famosa Av. de Mayo, el Cabildo, la Catedral, la Plaza de Mayo, la Plaza del Congreso y la manzana de las luces.
Su historia se remonta a la segunda fundación de la ciudad en 1580 por Juan de Garay. En principio fue llamado Montserrat por la iglesia que data del año 1750 y construida por el arquitecto Antonio Masella, a pedido del chacarero catalán Juan Pedro Serra en honor a la Virgen de Montserrat. Con el tiempo la “t” desapareció y quedó “Monserrat”.

Con una superficie de 2,2 km² tiene en sus límites a la Avenida Entre Ríos, Avenida Rivadavia, ramal oeste de la Avenida Leandro N. Alem, Bartolomé Mitre, Avenida Rosales, ramal norte de la Avenida La Rábida (norte), Avenida Ing. Huergo, Chile, Piedras, Avenida Independencia.
Avenida de Mayo, las diez cuadras que vieron nacer a la Argentina
Su historia no es más que un fiel reflejo de la historia argentina: fue inaugurada el 9 de julio de 1894 y conecta Plaza de Mayo con Plaza del Congreso, en un intento simbólico de unir al Poder Ejecutivo con el Legislativo, algo que desde que el país se convirtió en Nación ha sido imposible. A fines del siglo XIX, Argentina se posicionaba como una potencia sudamericana a los ojos del mundo y en plena primera oleada inmigratoria que terminaría siendo decisiva en su estilo.
Tiene particularidad de estar repleta de cafés notables y arquitectura europea que le dio el mote de “la avenida más madrileña” por su parecida a la capital española. El Café Tortoni, el Palacio Barolo, los 36 Billares, London City son algunos de los lugares más destacados.

El proyecto estuvo impulsado por el entonces intendente de la Ciudad Torcuato de Alvear y el diseño estuvo en manos del célebre arquitecto Juan Buschiazzo, inspirado en los trazados urbanísticos realizados por el Barón Haussman, en París.
La caudalosa inmigración española tipificó su carácter hispánico al poblarse de teatros de zarzuelas, cafés de tono madrileño, ateneos, asociaciones literarias y peñas, influyendo en su arquitectura, razón por la cual se la suele comparar con la Gran Vía madrileña, explica la Asociación de Amigos de la Avenida de Mayo.