Debajo del Obelisco están los restos de un prócer de la Revolución de la Mayo y nadie puede encontrarlos

Se trata del primer integrante de la Junta en morir, su corta vida política quedaría eclipsada por un escabroso detalle sobre su última morada.
La construcción de la 9 de Julio
La construcción de la 9 de Julio Foto: AGN

La construcción de la Avenida 9 de Julio significó una obra monumental y clave para dejar atrás una Buenos Aires y darle paso a la nueva. Si bien tenemos la sensación de que “siempre estuvo ahí”, lo cierto es que su construcción trajo más de un dolor de cabeza y polémicas.

El Obelisco, casi que nació en simultáneo a la avenida, fue levantado en la Plaza de la República en 1936 por obra del arquitecto Alberto Prebisch. Con sus 67,50 metros y sus 1800 toneladas se convirtió en la postal más retratada para aquellos curiosos o turistas extranjeros que visitan el país.

Entre cuadras destrozadas, edificios históricos perdidos y los restos de un prócer de la Revolución de Mayo que nunca se encontró. La historia del nacimiento de las cuadras más famosas de Argentina tiene un origen conflictivo como casi todo lo que nace en este país.

El prócer “perdido”

La Primera Junta del 25 de mayo de 1810 significó el primer paso que abrió camino a la independencia de lo que se llamaba el Virreinato del Río de La Plata y con el tiempo, conoceríamos como Argentina. Por aquellos tiempos hubo varios protagonistas, entre los que estaban el cura Manuel Alberti.

Alberti pasó a la historia por ser el único presbítero del nuevo ejecutivo que le tocó varias “paradas bravas”, a pesar de que su historia en el poder duraría poco.

Manuel Alberti, Revolución de Mayo de 1810
Manuel Alberti, Revolución de Mayo de 1810

Había nacido el 28 de mayo de 1763, su padre era italiano y su madre porteña. Estudió en el Real Colegio San Carlos, luego viajó a Córdoba para sus estudios de teología y convertirse en cura.

Fue enviado a la parroquia de Inmaculada Concepción, fue teniente cura en la ciudad de Entre Ríos y luego en Magdalena.

Fue encarcelado un tiempo durante las Invasiones Inglesas al descubrirle correspondencia con los españoles, cuando regresó a Buenos Aires se hizo cargo de la parroquia San Benito y la de San Nicolás de Bari donde hoy está el Obelisco.

Miembros de la Primera Junta del 25 de Mayo de 1810. Cuadro de Francisco Fortuny.
Miembros de la Primera Junta del 25 de Mayo de 1810. Cuadro de Francisco Fortuny.

Haber sido miembro del primer gobierno patrio, no fue casualidad, ya conocía a Cornelio Saavedra de cuando eran estudiantes. Pero terminaría simpatizando por las ideas de Mariano Moreno.

Durante la Semana de Mayo fue uno de los 18 religiosos, de 24, que estuvo de acuerdo con la salida del virrey Cisneros.

Muerte y un enigma que sigue hasta hoy

Era el 31 de enero de 1811, solo habían pasado ocho meses de los hechos del 25 de Mayo, cuando un ataque cardíaco terminó con la vida de Alberti.

En su testamento les dejó su casa a sus hermanos en partes iguales, los esclavos también excepto a Antonio que por ser anciano se le dio la libertad.

Fue el primer miembro de la Junta en morir y reemplazado por Nicolás Rodríguez Peña. Fue enterrado el 2 de febrero en San Nicolás de Bari.

La antigua Iglesia de San Nicolás de Bari antes de ser demolida. Foto: Fundación Antorchas.
La antigua Iglesia de San Nicolás de Bari antes de ser demolida. Foto: Fundación Antorchas.

A su funeral fueron todos los funcionarios de la Junta, Real Audiencia y del Cabildo.

Cuando el templo fue demolido en 1936, para las obras de trazado de la 9 de Julio, los obreros descubrieron restos humanos debajo de la baldosa del patio.

No existe registro de qué pasó con sus restos. Se desconoce por qué no fueron mudados con la demolición del edificio; pero todo hace creer que cientos de porteños y turistas pasan sobre sus cenizas, y muchos, sin saberlo.