Buenos Aires recuperó uno de sus grandes símbolos, la Floralis Genérica: la historia de la primera escultura en movimiento

La icónica escultura porteña recuperó su estructura original tras un operativo inédito de restauración y montaje. Con más de 20 años se convirtió en una de las postales más famosas de la capital argentina. ¿Cómo llegó allí?

Ubicada en la Plaza de las Naciones Unidas, sobre la Avenida Figueroa Alcorta
Ubicada en la Plaza de las Naciones Unidas, sobre la Avenida Figueroa Alcorta Foto: Instagram @marriottbuenosaires

En la Plaza de las Naciones Unidas, sobre la Avenida Figueroa Alcorta, del barrio de Recoleta se encuentra una escultura rodeada de sendas que se acercan y alejan brindando diferentes perspectivas del monumento y situada por sobre un espejo de agua, hablamos de la Floralis Genérica que se transformó en todo un símbolo de la Ciudad de Buenos Aires.

Recientemente, recuperó su forma original, luego de un proceso de reparación integral que demandó casi dos años de trabajo y la intervención de especialistas en ingeniería estructural, incluyendo la utilización de técnicas propias de la industria aeroespacial. Esta es su historia.

Floralis Genérica

Representa una gran flor realizada en acero inoxidable, con esqueleto de aluminio y hormigón armado, que mira en dirección al cielo, extendiendo hacia él sus seis pétalos.

Fue donada a la ciudad por el arquitecto argentino Eduardo Catalano e inaugurada el 13 de abril de 2002, cuenta con materiales provistos por la empresa de aeronaves Lockheed Martin Aircraft Argentina. Hecha con acero inoxidable de 20 metros de alto y de 18 toneladas, se abre, originalmente se cerraba según el momento del día gracias a que cuenta con un sistema hidráulico y células fotoeléctricas. ​

La pieza instalada pesa tres toneladas y media y está conformada por acero y aluminio Foto: Instagram @marriottbuenosaires

Desde mediados de 2010 al 2015 no funcionó por falta de mantenimiento, incluso se habían perdido los planos y la sala de máquinas había sido intrusada. Fue reinaugurada el 10 de junio del año 2015, contemplándose el agregado de luces LED y sensores automáticos, siendo el encargado de la reparación el Ingeniero Salvador Sorbello.

El 17 de diciembre de 2023, un fuerte temporal en la ciudad provocó el colapso de dos de los pétalos. Tras idas y venidos, luego de dos años, se llevó a cabo la restauración.

Fue donada a la ciudad por el arquitecto argentino Eduardo Catalano en 2002 Foto: Instagram @marriottbuenosaires

Cómo fue el proceso técnico de reparación

La pieza instalada pesa tres toneladas y media y está conformada por acero y aluminio. El operativo de montaje en el tallo de la Floralis demandó maquinaria de gran porte, personal especializado y coordinación logística. “También vamos a iluminarla con una nueva ingeniería de luces para que la Floralis se luzca como nunca antes”, adelantó Jorge Macri, acompañado por el ministro de Espacio Público e Higiene Urbana, Ignacio Baistrocchi, y el subsecretario de Paisaje Urbano, Juan Vacas.

Baistrocchi destacó que la intervención fue “única”, tanto por la magnitud del trabajo como por el tipo de análisis e ingeniería aplicada. “No se parece a ninguna otra reparación que hayamos realizado en esculturas en el espacio público. Asumimos el compromiso y la responsabilidad de su preservación arquitectónica”, indicó.

Representa una gran flor realizada en acero inoxidable Foto: Instagram @marriottbuenosaires

La primera fase consistió en limpieza y arenado para eliminar corrosión y otras impurezas del material, tras lo cual comenzaron los ensayos no destructivos, similares a los utilizados en la industria aeroespacial. Se aplicaron:

  • Inspecciones ópticas para detectar defectos superficiales
  • Método de corrientes parásitas, ideal para detectar variaciones internas en los materiales
  • Líquidos penetrantes, técnica de observación detallada para localizar fisuras o alteraciones

Con los resultados se realizaron verificaciones estructurales, modelado 3D y simulaciones de comportamiento frente a vientos y cargas. Luego se fabricaron nuevas piezas y se verificaron los componentes originales.

Los pétalos fueron rearmados con largueros, costillas y refuerzos, utilizando bulones especiales de alto rendimiento empleados en aeronaves, resistentes a la fatiga y a la tracción, con el fin de garantizar precisión, seguridad y minimizar el riesgo de aflojamiento por vibraciones.