¿Nacido para fracasar?: el país sudamericano que solo existió tres años y desafió el orden regional

Sudamérica es una porción del continente que tiene una vasta historia, rica en tradiciones y cultura, pese a que es considerada una de las porciones de tierra más “nuevas” ante los ojos del mundo occidental, es decir, ante el Eurocentrismo del Vejo Continente.
Pero así como hace apenas unos centenares la región se plantó en el escenario mundial como un lugar de interés, también en ella se suscitaron disímiles procesos militares y políticos que dan cuenta de su complejidad y de la riqueza histórica, cultura y geopolítica que tiene.
También Sudamérica ha sido (y sigue siendo) el espacio clave para los hechos políticos más inverosímiles y las contradicciones y caminos erráticos de sus gobiernos fueron y son una constante. Tal es así que hasta incluso existió alguna vez un país que solo tuvo vida durante tres años. Tan extraño como autóctono, tan propio de la idiosincrasia sudamericana que es un fiel reflejo de lo que sucede por estas tierras.
De no creer: ¿cuál fue el país sudamericano que existió solo por tres años?
La geopolítica es un asunto a veces escabroso, que responde más a intereses económicos que a certezas vinculadas con las sociedades y qué podrían ayudarles a crecer a ellas.
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En ese sentido, la Confederación Perú-Boliviana es un claro ejemplo de esto. Un proyecto de unión sin precedentes que existió entre 1836 y 1839 y que fue destinado al fracaso.

Esta efímera Confederación fue un Estado surgido bajo el liderazgo del mariscal boliviano Andrés de Santa Cruz que decidió unir a Bolivia con la zona norte y sur de Perú, a fin de crear un Estado fuerte y estable.
Empero, y por intereses políticos y económicos, el proyecto generó el fuerte rechazo de Chile y la Confederación Argentina, lo que derivó en su disolución tras ser derrotado el ejército confederado en la Batalla de Yungay, en 1839.

El contexto y formación de la Confederación Perú-Boliviana
Perú -por aquellos años- atravesaba una profunda división política y crisis económica, pero Bolivia estaba gozando de un proceso más estable. Así es que surge el proyecto del mariscal Santa Cruz, que era el presidente de Bolivia e impulsó la idea de unir ambos países a fin de estabilizar la región y para que Bolivia se asegurase una salida al mar a través del puerto de Arica.
La Confederación Perú-Boliviana se formó institucionalmente en 1837, tiempo después de su establecimiento de facto y estaba formada por tres grandes Estados: el Estado Nor-Peruano, el Estado Sud-Peruano y el Estado Boliviano.
Santa Cruz fue nombrado “Protector Supremo” de la naciente Confederación, y logró concentrar el Poder Ejecutivo bajo sus alas, además de liderar las Fuerzas Armadas.

Su disolución fue una crónica de una muerte anunciada: la oposición de Chile y Argentina de tener en sus cercanías a un Estado fuerte más el enojo interno de la aristocracia principalmente peruana que no veía con buenos ojos el poder supremo de Santa Cruz, hicieron que este proyecto de país durase lo que un suspiro.
El golpe letal a su existencia fue la mencionada batalla de Yungay, donde el Ejército Restaurador, formado por tropas chilenas y opositores peruanos, le declaró la guerra a la Confederación en 1839, lo que terminó con la derrota del proyecto de Santa Cruz.

O quizá, en ese sentido, como plantea el abogado y magíster en Derecho Civil, Damián Gonzales Escudero en su artículo “Andrés De Santa Cruz y la Confederación Perú‑Boliviana: entre la modernización y el frenesí legislativo”, el intento modernizador de este mariscal y presidente boliviano a través de las reformas y leyes encontró un parate y resistencias suficientes en el plano político que hicieron que su sueño no prosperase.
¿Por qué desaparece un país?: diversos factores que no siempre coinciden
A lo largo de la historia son muchos los ejemplos de países, naciones y Estados que se separan. Que en un principio, por diferentes motivos, muchas veces vinculados con la conquista y en otros casos con la política, formaban parte de una misma región bajo un nombre que los identificaba y luego terminaron siguiendo caminos separados.
En Europa estos casos se han visto en demasía. No hace falta retrotraerse al Imperio Romano para mencionar algunos casos. Solo es suficiente con ver la historia de la Europa moderna de la época de la Guerra Fría, y países como Checoslovaquia o Yugoslavia, para entender que la unión de Estados no es algo de hace más de 200 años.
Probablemente, el factor social juegue un papel crucial en estas historias: pueblos disímiles unidos bajo un mismo nombre de país, bandera e himno, pero con tradiciones, cultura, incluso idioma y costumbres muy diferentes entre sí que difícilmente pueden tener lo necesario en común para sentirse una misma nación.
Esto quizá también le haya pasado a la Confederación Perú-Boliviana por aquellos efímeros tres años, que podría haber sido un factor más para apurar su disolución.

Probablemente, la situación podría explicarse mejor desde la perspectiva del Licenciado en Historia y magíster, Hugo Pereyra Plasencia, autor de “Una relectura del proceso de la Confederación Perú‑Boliviana a la luz de fuentes de los años 1837‑1839”, donde se detallan los desafíos geográficos que el proyecto de Santa Cruz implicaba, y quizá por eso también estuvo destinado al fracaso.
Suposiciones que dan a pensar lo que podría haber sido si estos dos países hoy en día siguieran juntos bajo una misma nación, y no dos separadas con sus propias dificultades políticas y económicas como las que atraviesan en la actualidad.