El expresidente sirio tenía conexiones muy importante con los dos países, que no pudieron evitar que su gobierno colapsara a manos de los insurgentes liderados por el islamista Organismo de Liberación del Levante.
Por Canal26
Lunes 9 de Diciembre de 2024 - 14:40
Vladímir Putin y Bashar Al Assad. Foto: Reuters.
Tanto Irán como Rusia son acusados de ser "los principales patrocinadores del régimen de Assad" y compartir "la responsabilidad de los crímenes cometidos contra el pueblo sirio", según el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Es por eso que la caída de su gobierno en Siria es una muestra de lo "poco fiables" que son ambos países como socios, según la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Rutte sostiene que las autoridades de las dos naciones dejaron "abandonado" a Bashar Al Assad pese a que la Embajada de Siria en Rusia confirmó que el depuesto presidente se encuentra en Moscú, donde recibió asilo junto con su familia.
Mark Rutte, secretario general de la OTAN. Foto: Reuters.
Respecto a la situación de Siria, el secretario general afirmó que “este es un momento de alegría pero también de incertidumbre para el pueblo de Siria y la región”. Según Rutte, el nuevo gobierno deberá “defender el Estado de derecho, proteger a los civiles y respetar a las minorías religiosas”.
“Esperamos una transición pacífica del poder y un proceso político inclusivo dirigido por los sirios”, enfatizó el ex primer ministro neerlandés, que añadió que los aliados estarán “muy atentos para ver cómo se comportan los líderes rebeldes durante esta transición”.
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La caída del régimen de Bashar Al Assad y la llegada al poder de los islamistas y fuerzas rebeldes en Siria recompone la realidad del país y plantea un nuevo escenario también para los países de la región y la comunidad internacional.
Rusia, el gran defensor del régimen sirio junto a Irán, demostró su incapacidad para combatir en dos frentes al mismo tiempo. La actual ofensiva rusa en Ucrania exige grandes inversiones en dinero, hombres y armamento. Por ello, el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, tuvo que sacrificar a Al Assad.
El mayor riesgo para Rusia es, no obstante, no tanto la caída del régimen como la pérdida de sus bases militares en el país árabe. El Kremlin se mostró dispuesto a sentarse a negociar el futuro de dichas instalaciones con las nuevas autoridades. En juego está, ni más ni menos, que la presencia de la Armada rusa en el mar Mediterráneo, ya que el Tratado de Montreux impide el tránsito de los buques rusos por el Bósforo hacia sus bases en el mar Negro.
Por su parte, la caída de Bashar Al Assad supone un golpe para Irán y su ‘Eje de la resistencia’ chií, la alianza antiisraelí que le permitió extender su influencia en Oriente Medio a través de aliados como Hamás, Hezbollah, los hutíes y milicias iraquíes.
Bashar al Assad, expresidente de Siria. Foto: Reuters.
La Siria de Al Assad, miembro de la secta chií alawi, formaba parte importante de esta alianza informal, especialmente porque daba a Irán acceso directo a Hezbollah en el Líbano para el suministro de armas y material. La caída del presidente sirio debilita a Teherán y reduce su influencia en la región a pocos meses de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca con la amenaza de endurecer las políticas estadounidenses contra el país persa.
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