¡No te acerques!: así es la ''hormiga bala'', el animal con la picadura más dolorosa del mundo y que vive muy cerca de nosotros

Dentro de las picaduras más dolorosas del reino animal se encuentra la de la hormiga bala, uno de los insectos más temidos de la selva tropical. Habita en las regiones húmedas de América Central y del Sur y desde hace años que captura la atención de la ciencia.
Su nombre “hormiga bala” describe a la perfección la intensidad de su picadura, que es treinta veces más intenso que el de una abeja o avispa, y quienes la padecieron aseguran la analogía de la misma con el disparo de una bala.
Este insecto se encuentra particularmente en los bosques fluviales de Venezuela, Colombia, Bolivia, Perú y Brasil, pero su presencia puede extenderse hasta Costa Rica o hasta la península de Yucatán.

La picadura de la hormiga bala es la más dolorosa de todas. Foto: Unsplash.
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La hormiga bala puede alcanzar hasta 2.5 cm de longitud, lo que la convierte en una de las más grandes del mundo. Posee un color negro brillante y se distingue por sus grandes mandíbulas y un aguijón prominente, utilizado tanto para la defensa como para la caza.
A diferencia de otras hormigas que suelen tener una organización social compleja con múltiples roles dentro de la colonia, la hormiga bala mantiene una estructura más sencilla, con todas las hormigas trabajando en conjunto bajo el mando de una sola reina.
Los efectos de su picadura
El veneno de la hormiga bala contiene poneratoxina, un poderoso neurotóxico que causa un dolor inmediato e intenso. Puede causar inflamación, fiebre y arritmias cardíacas, y el dolor puede durar hasta 24 horas. Sin embargo, a pesar de su potencia, el veneno tiene poco riesgo de causar la muerte en humanos sanos, aunque el dolor extremo puede ser incapacitante.

El veneno de la hormiga bala contiene poneratoxina. Foto Unsplash.
La picadura de la hormiga bala fue incorporada en los rituales de varias tribus indígenas, incluyendo los Satere-Mawe de Brasil. En estos rituales, los jóvenes guerreros deben colocar sus manos en guantes llenos de hormigas bala como prueba de fuerza y resistencia. La ceremonia no solo es un rito de paso, sino que también se cree que da fuerza y resistencia a quienes la superan.