Una siestita: revelan el llamativo método de los orangutanes para compensar la falta de sueño nocturno

Los animales compensan las horas que no lograron dormir por la noche con una siesta que podría durar hasta 76 minutos.
Los orangutanes compensan la falta de sueño nocturno con siestas de día.
Los orangutanes compensan la falta de sueño nocturno con siestas de día. Foto: EFE

Investigadores descubrieron que los orangutanes duermen la siesta para recuperar las horas de sueño perdidas por la noche y así recuperarse fisiológica y cognitivamente. De hecho, cuanto menos es el sueño nocturno, mayor es la siesta, según un estudio publicado este miércoles en Current Biology.

“Moverse por las copas de los árboles, buscar comida, resolver problemas, gestionar las relaciones sociales... Son tareas agotadoras que exigen un gran esfuerzo cognitivo” y un descanso reparador. De modo que, “cuando un orangután no duerme lo suficiente, hace lo que haría cualquier humano: se mete en la cama, se tumba y se echa una siesta”, informó Alison Ashbury, primera autora del estudio e investigadora del Max Planck Institute of Animal Behavior.

Orangután. Foto: Unsplash
Cuanto menos es el sueño nocturno, mayor es la siesta. Foto: Unsplash.

El objetivo de la investigación, realizada por el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal (MPI-AB) y por la Universidad de Constanza, en colaboración con científicos de la Universitas Nasional en Indonesia, era estudiar el sueño en nuestros parientes más cercanos para intentar comprender mejor las funciones y los orígenes evolutivos del sueño.

“¿Por qué los animales, desde los seres humanos a los primates, pasando por las arañas o las medusas, evolucionaron para pasar gran parte de su vida en este estado vulnerable de inconsciencia? Si queremos responder a esta pregunta hay que salir del laboratorio”, explicó la coautora Meg Crofoot, del Max Planck Institute of Animal Behavior.

14 años de investigación sobre la siesta de los orangutanes

Durante 14 años, los autores recopilaron datos de 53 orangutanes adultos en la estación de monitoreo de Suaq Balimbing, en la selva tropical indonesia de Sumatra, y grabaron 455 días y noches de sueño de los orangutanes.

En el 41 % de los días observados, los orangutanes durmieron al menos una siesta, con una duración media total de 76 minutos.

Los orangutanes duermen en nidos, unas ‘camas’ que construyen en pocos minutos con ramas y hojas y que, salvo raras excepciones, son individuales. Solo las madres comparten nido con sus crías lactantes.

“Desde nuestro punto de vista en el suelo, normalmente no podemos ver a los orangutanes en sus nidos nocturnos, pero podemos oírlos moverse y acomodarse”, explicó Caroline Schuppli, autora principal del estudio y líder de grupo en el Max Planck. “Al final, todo se queda en silencio y quietud. Y lo contrario ocurre por la mañana”, agregó.

Orangután. Foto: Unsplash.
Los orangutanes duermen la siesta para recuperar las horas de sueño perdidas por la noche. Foto: Unsplash.

Ese tramo de silencio fue denominado por los investigadores como “período de sueño” y el que utilizaron como indicador del sueño. Descubrieron que los períodos de sueño de los orangutanes duraban, de media, casi 13 horas.

También descubrieron que varios factores estaban asociados con períodos de sueño nocturno más cortos: dormir cerca de otros orangutanes, temperaturas nocturnas más frías y desplazamientos diarios más largos.

Los orangutanes disfrutan de una siesta reparadora de día

Para comprender cómo se recuperan los orangutanes de la pérdida de sueño, el equipo analizó cómo cambiaba la duración de los periodos de siesta en relación con el descanso de la noche anterior.

Encontraron un claro efecto compensatorio: los periodos de siesta de los orangutanes eran más largos los días posteriores a noches en las que habían dormido menos y, cuando dormían la siesta, lo hacían entre 5 y 10 minutos más por cada hora menos que habían dormido la noche anterior.

“Para las personas, incluso una siesta corta puede tener efectos restauradores significativos. Es posible que estas siestas ayuden a los orangutanes a restablecerse fisiológica y cognitivamente después de una mala noche de sueño, al igual que ocurre con los seres humanos”, remarcó Crofoot.

Para las siestas, los orangutanes de Suag construían nuevos nidos, que aunque eran más sencillos, seguían siendo estables y seguros para dormir. “Los nidos diurnos son menos sofisticados, tienen menos elementos de confort y se construyen más rápidamente que los nidos nocturnos pero, aun así, cuando vemos a un orangután descansando en un nido diurno, observamos que su cuerpo está relajado y sus ojos cerrados. Realmente parecen estar durmiendo”, afirmó Schuppli.

Dos bebes orangután son el atractivo en el Zoológico de Guadalajara. Foto: EFE.
Para las siestas, los orangutanes de Suag construían nuevos nidos, que aunque eran más sencillos, seguían siendo estables y seguros para dormir. Foto: EFE.

Los investigadores creen que estos hallazgos también pueden estar relacionados con la cognición de los orangutanes, dado que la población de Suaq es conocida por su uso de herramientas y su complejidad cultural, rasgos que pueden requerir mecanismos robustos para amortiguar la privación del sueño.

Para Schuppli, la propensión relativamente alta de estos orangutanes al uso de nidos diurnos para la siesta puede deberse a que “o bien necesitan estas siestas de alta calidad para satisfacer sus demandas cognitivas, o bien sus capacidades cognitivas pueden deberse a que duermen siestas de alta calidad en nidos diurnos con tanta frecuencia”.

Pero esta estrategia de siesta también puede ser posible gracias al estilo de vida semisolitario de los orangutanes de Suag.