Alarma por la invasión de “abejas asesinas”: qué las originó y cómo actuar ante una amenaza

Con el aumento de las temperaturas y la expansión de un clima con escasas precipitaciones, una especie de abeja híbrida está invadiendo Estados Unidos.
Se trata de las abejas melíferas africanizadas, conocidas por su comportamiento altamente defensivo, que ya fueron detectadas en 13 estados. Su presencia genera preocupación entre los habitantes por los ataques a personas y animales que se registraron recientemente.
Si bien estas abejas no poseen un veneno más potente que sus parientes europeas, responden con un número mucho mayor de individuos cuando perciben una amenaza. Esto hace que las situaciones cotidianas, como cortar el pasto o podar un árbol, puedan desencadenar ataques masivos con consecuencias graves.
Las víctimas humanas no son las únicas afectadas: caballos, perros y ganado sufrieron picaduras al encontrarse en las inmediaciones de colmenas perturbadas. Esta expansión hacia el norte parece estar vinculada al cambio climático, que crea condiciones más favorables para su reproducción y supervivencia.
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Una expansión que alarma: las “abejas asesinas”
El sur de Florida es uno de los focos principales, con enjambres silvestres que ya muestran ascendencia africana. También hay registros en Texas, California, Arizona, Nuevo México y Nevada, donde el clima árido se asemeja al de las regiones africanas donde estas abejas evolucionaron. Aunque en estados con climas más húmedos la expansión fue más lenta, los pronósticos para 2050 indican que podrán establecerse incluso en zonas montañosas o más templadas.
Las abejas africanizadas surgieron en Brasil a partir de la cruza entre subespecies europeas y africanas introducidas para mejorar la producción de miel. Tras la liberación accidental de varias reinas en la década del 50, su expansión fue imparable. En 1990 llegaron a Texas y desde entonces se extendieron a gran parte del suroeste estadounidense.
A simple vista, es difícil distinguirlas de las abejas comunes. Solo análisis genéticos o morfológicos permiten identificarlas. Sin embargo, los enjambres ferales –aquellos sin manejo apícola– son los más peligrosos. Por eso, la regulación y el control de colmenas son claves para evitar la proliferación de estas poblaciones más agresivas.

Cómo actuar ante una amenaza
Las recomendaciones para evitar ataques incluyen no manipular árboles o maquinaria cerca de enjambres, mantenerse alejados de colmenas visibles y no intentar exterminarlas sin ayuda profesional. En caso de ataque, lo más efectivo es correr sin detenerse, cubriendo nariz y boca para evitar picaduras en las vías respiratorias.
El promedio anual de muertes por picaduras de insectos en EE.UU. es de 72 personas, pero los efectos reales de las abejas africanizadas podrían estar subestimados debido a la falta de registros específicos. Su avance pone en evidencia los efectos ecológicos de las introducciones no controladas de especies y la necesidad de políticas climáticas y ambientales preventivas.
¿Cuáles son los riesgos de estas abejas?
Las abejas melíferas africanizadas, conocidas por su comportamiento defensivo extremo, representan un riesgo significativo para personas y animales. Aunque no son más venenosas que otras abejas, responden a amenazas con ataques masivos. En lugar de unas pocas picaduras, estas abejas movilizan decenas o cientos de individuos, lo que incrementa el peligro de reacciones alérgicas graves, asfixia por inflamación o incluso la muerte.

Estos insectos pueden reaccionar a vibraciones menores, como el sonido de una cortadora de césped o la caída de una rama, lo que las vuelve impredecibles en entornos urbanos y rurales. Además, persiguen a sus objetivos durante largas distancias, complicando la huida. Mascotas atadas, personas mayores o quienes usan maquinaria pesada son especialmente vulnerables a los ataques.
El aumento de su presencia en nuevas regiones, favorecido por el cambio climático, amplía la exposición al riesgo. Por eso, es fundamental evitar perturbar enjambres, no intentar eliminarlos sin ayuda profesional y adoptar medidas preventivas en zonas donde su presencia fue reportada.