Bajo el disfraz de lo “fit” o “natural”, algunos productos esconden altos niveles de azúcar, grasas o aditivos que nos afectan más de lo que se piensa. Te contamos cuáles evitar y por qué.
Snacks saludables. Foto Freepik
En los últimos años, la oferta de productos “saludables” se multiplicó en góndolas y redes sociales. Sin embargo, no todo lo que parece sano realmente lo es. Muchas veces, el marketing nutricional —con etiquetas como “light”, “bajo en grasas” o “natural”— termina generando confusión y llevando a elecciones que poco tienen de beneficiosas.
De hecho, varios estudios de nutrición publicados en el Journal of Marketing Research advierten sobre los llamados health halos o "halos de salud", es decir, productos que parecen saludables por su packaging o nombre, pero que contienen ingredientes no tan recomendables si se los consume habitualmente.
Snacks saludables. Foto Freepik
Es importante aclarar que ningún alimento es “bueno” o “malo” por sí solo: todo depende de la frecuencia, la cantidad y el contexto en que se consume. El problema con estos productos es que suelen percibirse como saludables para todos los días, cuando en realidad conviene consumirlos de forma ocasional.
Si tu alimentación general es equilibrada, uno de estos snacks de vez en cuando no va a tener un gran impacto. Pero si se vuelven un hábito diario, pueden sumar calorías vacías, azúcar o sodio en exceso sin tenerlo en cuenta. A continuación, repasamos algunos de los snacks más engañosos y por qué es mejor moderar —o directamente evitar— su consumo.
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1- Barritas de cereales comerciales
Aunque se promocionan como una opción “ligera y nutritiva”, muchas contienen jarabe de maíz de alta fructosa, grasas trans y muy poca fibra. Algunas marcas pueden llegar a tener hasta 20 g de azúcar por unidad, similar a una golosina común. En ese sentido, la Asociación Americana del Corazón recomienda no superar los 25 g de azúcar añadida por día en mujeres y 36 g en hombres (AHA, 2023).
El yogur natural es una excelente fuente de probióticos, pero cuando viene con exceso de azúcar y con toppings como granola azucarada o confites, puede tener hasta el doble de azúcar que una gaseosa común. Muchos superan los 18 g de azúcar por porción. Para estos casos, se recomienda elegir una opción natural sin azúcar agregada.
Aunque la etiqueta diga “100% fruta” o “natural”, si está embotellado y no es exprimido en el momento, probablemente haya perdido fibra y tenga azúcares añadidos o concentrados. Al no tener la fibra de la fruta entera, se absorbe rápidamente y puede generar picos de glucosa. Según Harvard School of Public Health, los jugos procesados elevan el riesgo de diabetes tipo 2 cuando se consumen en exceso.
Pueden parecer una opción light, pero muchas veces se fríen o se hornean con grandes cantidades de aceites refinados y sal. En algunos casos, aportan casi las mismas calorías y sodio que los snacks tradicionales. En su reemplazo, se recomienda la fruta o el vegetal natural.
Banana deshidratada. Foto Freepik
Aunque las proteínas son clave para una alimentación balanceada, muchas barritas del mercado tienen azúcares ocultos, jarabes, maltitol o grasas hidrogenadas. Algunas superan las 200 calorías por unidad sin ofrecer saciedad real. Es importante descartar que no todas son malas, pero hay que revisar que tengan ingredientes reales, poca azúcar y al menos 10 g de proteína completa.
Palabras como “integral” o “natural” no siempre significan saludable. Muchas marcas usan harinas refinadas, aceites vegetales de mala calidad y azúcar como segundo ingrediente. Revisar la etiqueta es clave. Las galletas saludables deberían tener como primer ingrediente harina 100% integral y contener menos de 5 g de azúcar por porción.
Aunque es liviano y tiene pocas calorías, el chocoarroz suele estar cubierto de chocolate con azúcar añadida y grasas saturadas. Además, al estar hecho con arroz inflado, tiene un alto índice glucémico, lo que puede disparar el hambre rápidamente porque no genera saciedad.
Galletitas. Foto Freepik
Aunque suelen sacarnos del apuro, estos snacks “saludables” no siempre son la mejor opción. A veces, elegir una barrita o un chocoarroz en lugar de un alfajor no marca gran diferencia nutricional. Muchos tienen azúcares y grasas similares, pero con imagen más “fit”. Lo importante es informarse y elegir con conciencia.
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