Aquí Ozzy Osbourne o cómo cambiar y seguir siendo Papá

El cantante e ícono británico presentó “Scream”, clásicos de Black Sabbath y sus grandes éxitos. Descolló de principio a fin reafirmando que fue él quien puso la semilla del mal. Y confirmando paternidad de esa criatura bella y maldita, el tan querido como ignorado Heavy Metal. Galería de fotos y lista de temas Por Sergio Corpacci

Por Canal26

Lunes 28 de Marzo de 2011 - 00:00

“Y ahora se viene Papá”. Fabián Torriani, un casi cuarentón de los tantos que colmaron la noche del GEBA, transpiraba emoción, ansiedad y expectativa. Es que el mencionado sabe de lo que habla ya que allá lejos y hace tiempo, a mediados de los 80, era el único en la (o las) secundarias por las que pasaba, que predicaba, a veces sin éxito, el Evangelio metalero según Ozzy Osbourne. Para él, el cantante británico fue, es y será eso, su Papá musical y cual “hijo” lo aguardaba impaciente.

Esperaba a ese que en la década del 70' le cambiara el rumbo, la imagen y la cara a la música a bordo de Black Sabbath, la banda que le daría al heavy metal su basamento, el cimiento donde se erigiría un género en constante mutación mas allá de lo conservadores y duros que suelen ser sus seguidores.

Al que en los 80' se ganó el mote de “Príncipe de las Tinieblas” por su pasión por el ocultismo y excesos varios, desde experimentar con todo tipo de drogas o arrancarle la cabeza a un murcielago en escena.

También al que la vida le fue quitando y dando: un accidente aéreo le arrebató a su guitarrista, ladero y amigo Randy Rhoads y hace un par de años esos excesos con lo que él había hecho “escuela” lo llevaron a echar al barbado y talentoso Zakk Wilde.

Y ahora, a sus 63 años, tan bien como mal vividos, acarreando su maltrecha espalda, el showman irrumpe en escena para seguir dando cátedra. Sobre las tablas que habían quedado en llamas con la soberbia, descomunal, arrolladora, impactante e increíble actuación de Sepultura, los brasileños más violentamente metaleros de la región. Pero aquí no había nada que enterrar sino desenterrar todo eso que Ozzy viene brindándole al heavy metal.

Y entonces “Papá” se remontó y nos remontó a esos dorados y oscuros 80 justo con el tema primario que nos volaba la cabeza en la secundaria, “Bark at the Moon”. Aullándole a la luna porteña y haciéndonos aullar, saltar, sacudir la cabeza de emoción y placer como cuando lo gastábamos en ese primigenio compilado en casette blanco de letras marrones que se iba gastando con el uso como trabando la cinta.

De aquella épocas saltó a estas y con de "Let me hear you scream" de su nuevo disco sacudió a los fans de hoy como a los de ayer y de siempre, siempre sostenido por Gus G, su nuevo violero, tanto como los dos ex Rob Zombie, Rob Nicholson en bajo y Tommy Cufletos en batería. En teclados, Adam, el hijo del ex Yes, Rick Wakeman completaba el lote de músicos en escena.

Topos Gigios cual Riquelme (aunque este ríe diábolico y es expresivo por demás en detrimento del tan talentoso como anodino enganche), chorros de agua y baldazos para el público y él mismo (que le terminarían dañando la garganta sobre el final) fueron algunos de los ademanes y gestos que Ozzy eligió para comunicarse con sus devotos, que variopinta y generacionalmente completaron la sede Jorge Newbery del Club GEBA porteño.

A la hora de los solos todos se llevaron los aplausos de la multitud: desde el guitarrista acometiendo con una soberbia interpretación de un tema de Astor Piazzolla (siempre es mucho mas genuino y reconfortante rescatar a un talento argentino (de los de verdad) que calzarse una camiseta que no sentís ni un poco) hasta el bajista descosiendo el slap y el tapping, pasando por un batero que extasió con su arte y su doble bombo.

Y como no podían faltar gemas de Black Sabbath, Ozzy deleitó con “Fairies wear boots" del disco "Paranoid" de 1970 y “War Pigs” de la misma placa, como también con “Rat Salad” y “Iron Man”.

Pero como Ozzy también es Ozzy hubo "Suicide Solution", de "Blizzard of Ozz" seguida de ese baladón que es "Road to nowhere" del imprescindible "No More Tears" de 1991.

Luego, para que las cosas esten conjugadas en tiempo y lugar, un tren de la línea Mitre pasó justo cuando sonaba “Crazy Train” como para ajustar el paisaje de una locomotora musical que no detiene su marcha junto con otra que busca su destino.

Tras el intervalo donde Ozzy se cambió su mojado atuendo, “Papá” decidió empezar a irse con “Mama I`m coming home" o “Mamá vuelve a casa”, co escrita con Lemmy Kilmmister, el siempre líder de Motorhead, que pronto nos estará visitando.

Y el final sobrevino con el setentoso “Paranoid”, para enloquecernos, extasiarnos y estamparnos un beso en el alma y en el corazón. Las buenas noches ya no las había dado.

Cúanta razón tenía Torriani, Papá volvió a casa y qué bien se lo ve y se lo oye.

Ahora que falta Dio, Dios (qué herejía, perdón Ozzy) Dios quiera que Osbourne vuelva pronto con Black Sabbath para darnos otro sábado tan luminosamente negro y metalero.