Brilla la estrella de Ringo

De los dos Beatles vivos, Ringo Starr, el de perfil más bajo, llegó sin estridencias a Buenos Aires. Y en su primera noche en el mítico Luna Park no dejó a nadie sin cantar, bailar, reír y llorar. Junto a su "All Starr Band", el baterista, que también hizo las veces de vocalista, ofreció un concierto magnífico con impronta Beatle, propia y a la altura de la leyenda.

Por Canal26

Martes 8 de Noviembre de 2011 - 00:00

Canas, calvas, arrugas, cabelleras, pieles tersas y rozagantes. Sexagenarios, cuarentones, adultos, chicas y chicos. Niños junto a sus padres saltimbanqueando en sus brazos. Girar el cuello en un repleto Luna Park ofrecía una paleta etaria. Sólo Los Beatles podían hacerlo. Sólo un Beatle, en este caso caso Ringo Starr y la brillante estrella, que más allá de podios innecesarios, lo acompañará con su música a otra parte.

En esta parte del trayecto, y sin la lógica movida mediática de Sir Paul, este otro Sir sin título de nobleza, baterista de la banda más grande de la historia (disculpen la soberbia, todos los demás juegan por el segundo puesto) hizo venir abajo el Luna Park.

Fue ni bien las luces se apagaron y se divisó la Estrella blanca que, secundada por sendas flores rosadas desde el telón irradiaba retrospectiva frescura para el rewind a ese tiempo que quienes los vivieron in situ – los de canas, algunos pelados – fueron hermosos y libres de verdad. Al menos desde las ganas de cambiar el mundo en primera instancia y su mundo luego cuando las tensiones vencieron a las pretensiones.

“It Don't Come Easy” sacudió de entrada. Bien arriba, ese corte de 1971 preludió a “Honey Don't”, una canción escrita por Carl Perkins que entre otros versionaran los “Fab Four”. Y también la “All Star Band", compuesta por siete músicos de primer nivel que, tema a tema, iban desplegando su habilidad con el instrumento entre los que descolló por onda e imagen Edgard Winter, vocalista, saxofonista y tecladista, y albino como su famoso hermano, el guitarrista de blues Johnny Winter.

A este altura – iban tan sólo dos de los 21 temas de la lista – el Luna hervía como en sus mejores noches y Ringo (qué nombre para tal recinto) ya nos había ganado a todos: su porte, su simpatía, su elesticidad, los brazos al aire, la sonrisa, el meneo de cabeza beatle aunque sin la melena y su voz cautivaban a los cuatro costados, imbuidos en el espíritu beatle, que además de las obligadas remeras, desde la platea se destacaron cuatro cabezas de goma espuma con la réplica de cuatro caras conocidas.

“Choose Love”, tema que da nombre al decimotercer album solista de Starr, el cover de “Hang on Sloopy” y “Free Ride” del albino del grupo y uno de los tantos temas de The Romantics, preludiaron el primer alarido, de la noche y vaya si Ringo sabrá de alaridos: “I Wanna be your Man” en la que la All Starr Band compuesta por el genial guitarrista Rick Derringer – que más adelante extasiaría con un solo descomunal – los vocalistas Wally Palmer, Richard Page y Gary Wright, más Winter y Gregg Bissonette compartiendo la batería con Ringo , y Mark Rivera en los vientos, suplieron (bah , son insustituibles) a los 4 de Liverpool, cuyo espíritu e impronta invadían el ambiente.

Que se aplacó con tres canciones que dieron paso al éxtasis sesentista: globos amarillos y “Yellow Submarine” para sumergirse por la marea más beatle posible.

Promediaba el show, los músicos iban demostrando sus habilidades con ritmos más cercanos al AOR (Adult Oriented Rock) música que si bien no deja de ser rock es accesible y llena de melodías, y una tira de ocho covers, entre los que se destacó la melosa e infaltable en cualquier hora de una FM tipo Aspen u Horizonte, “Broken Wings” de Mr. Mister, a la sazón Richard Page, una de la voces de Ringo.

El final no podía ser sin un tema Beatle y qué mejor que con “A Little Help From My Friends” o “Con una pequeña ayudita de mis amigos”.

Y ya no hubo cantante ni coros, ni instrumentos por más que sonaran cómo sonaron: todos colaboramos como bien dice la letra, algunos lloramos y también desafinamos (como bien dice la letra) y a voz en cuello, canturreamos la canción de Ringo, de Paul, de George, de John.

De los Beatles, de la All Star Band que con algunos temas, de quienes musicalmente son nuestros amigos eternos, nos regalaron una noche en las que miles volvieron a ver a un Beatle en vivo y otros ya podemos contarle a nuestros hijos que también lo vimos, escuchamos y sentimos.

Jamás fugaz la brillante Estrella de Ringo pasó por Buenos Aires dejando su marca y la marca de esos cuatro que ya son marca registrada en patentes y corazones.

Repite este martes 8 a las 21 en el Luna Park - Artista invitado Fernando Blanco exSuper Ratones.

Por Sergio Corpacci - Fotos Telam.