Margarita Mbywangi: una ministra paraguaya que fue vendida a los 4 años
La flamante ministra de Asuntos Indígenas, fue secuestrada a los 4 años en la selva paraguaya "por los blancos" y vendida para hacer trabajos domésticos en casas de familias poderosas, antes de recuperar la libertad, volver a su comunidad y convertirse en la primera mujer cacique.
Al salir el lunes del Palacio de Gobierno dijo a los periodistas que el Presidente Fernando Lugo la ratificó en el cargo entregándole el decreto de su nombramiento, pese a la oposición de líderes de otras etnias indígenas.
"Los blancos me raptaron en la selva y fui vendida varias veces a familias de hacendados", reveló la ministra a los periodistas que escucharon su sorprendente relato.
Pero Mbywangi, de 46 años, señaló que lo mejor que le pudo ocurrir en ese periodo es que asistió a una escuela "por lo que sé leer y escribir... hablo tres idiomas: aché, guaraní y español.
También podría interesarte
"Pero a medida que iba creciendo, mis amos me decían que yo era indígena. No conocía el significado de la palabra pero leyendo y leyendo me enteré que soy hija de la tierra, hija de la selva, una hija de la historia de este país".
Aclaró que "hoy no les tengo rencor porque gracias a ellos pude aprender a leer y escribir para conocer otro mundo diferente", dijo en alusión a la vieja y criticada práctica --principalmente durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989)-- de llevar a la fuerza a niñas a fin de realizar trabajos domésticos en haciendas y residencias de los considerados poderosos de la sociedad.
En Paraguay no existe la esclavitud, abolida por el presidente Carlos Antonio López en 1844. Era un sistema legal de compra y venta de seres humanos (negros o indígenas) que tras ser capturados eran enviados a duros trabajos en el campo, minas o establecimientos manufactureros.
Sin embargo, en la actualidad sigue vigente el "criadazgo": madres pobres entregan a sus niñas o niños a familias aparentemente de confianza para que los alimente y eduque a cambio de tareas domésticas.
No obstante, la ley prohibe está costumbre, con la excepción de los infantes que, eventualmente, pueden trabajar a partir de los 14 años con la autorización de sus padres.
Las organizaciones feministas, además, luchan contra la figura del "criadazgo" porque en el caso de las niñas, generalmente, terminan con embarazo precoz.
Mbywangi también recordó que cuando cumplió los 20 años comenzó a buscar sus orígenes "hasta que encontré a mi gente, en la comunidad Chupapou, en Kanindeyú".
Es cacique desde hace 16 años, cuando cumplió los 30 años.
"Pertenezco al pueblo Aché cuyas tierras naturales, ancestrales, están en el departamento del Amambay y Kanindeyú", 600 kilómetros al norte de Asunción.
Madre de tres hijos, dijo estar casada de acuerdo con las costumbres de su etnia. De acuerdo con esas costumbres, las parejas del pueblo Aché no se casan por ninguna de las iglesias de los blancos, ni están incluidos en el Registro Civil.
Pero la ley paraguaya reconoce este estado de excepción, de buena fe, para quienes piden cédula de identidad paraguaya. Las 17 etnias se consideran una nación independiente, no paraguaya, pero como muchos deben trabajar y estudiar, necesariamente aceptan la cédula paraguaya.
Al referirse a sus nuevas funciones, dijo que "inmediatamente vamos a asistir a los compañeros de diferentes comunidades que pasan por situación difícil por falta de agua potable, alimentos y vestimentas".
"Y con el correr de los días, de acuerdo con el programa de gobierno, comenzaremos a gestionar la legalización de sus tierras".
También dijo que se reunirá "con quienes no están de acuerdo conmigo, me reuniré para escuchar sus inquietudes", añadió.
"Lucharé desde mi posición de ministra para conservar los bosques naturales. Para el indígena, la selva es su madre, su vida, su presente y futuro", especificó Mbywangi.