Nino Dolce, afuera de Gran Hermano Famosos

Las andanzas y locuras de Nino Dolce ya son parte del pasado. Al menos del televisivo y del prácticamente olvidable.

El histriónico chef fue sentenciado por la gente que decidió que los otros cuatro nominados permanezcan.

“Gracias por el aguante chicas, escuderas” comentó el hincha de Lanús mientras recogía sus petates y arrancaba sus posters.

“Uy, la voy a poner loco, no voy a soñar más con el Roña Castro en bolas” se sinceró antes de despedirse.

Se enfundó en su bandera granate, deseó “mucha mierda” a todos, mientras Hernán Caire agitaba una bandera de San Lorenzo, preludio de un campeonato que no va poder ver en vivo y en directo.

Al trasponer el umbral hacia la realidad se le interpuso un hincha de Boca que le estampó la casaca xeneize. Es que además de cierto sector de la hinchada de Lanús que fue a apoyarlo, también estaba presente “la 12 para apoyar al Roña” según palabras de Rial.

Si bien no hubo violencia, el pasaje por la pasarela se tornó un tanto tenso, motivo por el cual se vio a un colaborador del piso, desencajado, intentando echar al intruso.

Momentos después de la partida y en el típico pase “para ver cómo queda la Casa”, Jorge Roña Castro confesó: “el domingo me voy a la mierda” y amplió con un “no aguanto más”.

Su interlocutora válida, Melina Pitra intentaba convencerlo de quedarse porque “la gente te quiere acá adentro” cuestión que Locomotora rechazaba. Parece que quiere bajarse en la próxima estación.

Quizá el compacto que le mostraron con saludos de sus familiares le aflojó las piernas y le haya hecho bajar la guardia.

“Lloré, reí, jugué, me peleé, se metían con Vale (De Genaro – su novia), demasiado” sintetizó el chef, mano a mano, brevemente con Rial.

Pero como lo más importante es el amor, Nino se reencontró, besos por aquí, caricias y llantos por allá, con su pulposa media naranja.

Y se fue. Uno más. Uno menos.