En pleno Microcentro porteño: el Patio de la Reconquista, el lugar que fue clave durante en las Invasiones Inglesas y hoy reabrió al público

Misteriosa Buenos Aires. Una iglesia que data de los orígenes del Virreinato volvió a abrir sus puertas para conocer su historia: el Patio de la Reconquista, lugar clave durante las Invasiones Inglesas al funcionar como hospital y lugar de sepultura para patriotas e ingleses.
La Iglesia San Juan Bautista, ubicada en Adolfo Alsina 800, fue demolida en 1654 y reconstruida varias veces hasta llegar al actual edificio de 1797. Además, fue uno de los sitios que Manuel Mujica Láinez eligió como escenario de “La adoración de los Reyes Magos”, uno de los cuentos de su libro “Misteriosa Buenos Aires”.
Una iglesia con historia
Inicialmente, se llamaba Viceparroquia de los Naturales porque funcionaba como Curato de Indios, sirvientes o pequeños artesanos de la época. En 1754 pasó a las Monjas Capuchinas, a quienes se les ofreció el terreno contiguo para levantar su convento, donde permanecieron hasta principios de los ´90, cuando el convento se demolió.
La primitiva construcción fue hecha bajo el patrocinio del Ilmo. Fray Cristóbal de la Mancha y Velazco, para el servicio de los naturales, en 1654. Con el tiempo el mal estado se hizo evidente, por lo que un vecino adinerado, el señor Juan Bautista de San Martín, ofreció a la Curia construir un templo nuevo. Para la nueva iglesia fueron utilizados los restos de la antigua y las limosnas y donativos de los creyentes.
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La actual iglesia se construyó 1719, gracias a la donación del Maestro de Campo de Milicias Don Juan de San Martín. Se reedificó totalmente en 1769, siendo demolida en 1778. Su actual construcción data de 1797. Inicialmente, funcionó como Iglesia para Curato de Indios, pero luego pasó a ser parte del Convento de las Monjas Clarisas Capuchinas, llegadas a Buenos Aires en 1747. La fachada fue realizada en 1895 por J. M. Belgrano y posteriormente rehecha por Rómulo Ayerza.

Sepulcro de virreyes
El lugar alberga el sepulcro del quinto virrey del Virreinato del Río de la Plata, don Pedro Melo de Portugal y Villena, y también las tumbas de 260 monjas Clarisas Capuchinas en la cripta que se encuentra bajo el coro. Durante las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807, el patio central del Convento fue utilizado para atender a los heridos y fueron enterrados acá algunos de los combatientes muertos, tanto criollos como ingleses. Hoy se llama “Patio de la Reconquista” y es la que se puede visitar.

Ostenta en su centro una estatua de Santa Clara, porque a su mediación se atribuyó la Reconquista de Buenos Aires (1806). Afirma una tradición auténtica que Santiago de Liniers, el 12 de agosto, antes de emprender la lucha contra el invasor inglés, concurrió a la iglesia de San Juan, con un grupo de patriotas, para invocar la protección de Clara de Asís cuya fiesta celebraban en ese día sus hijas espirituales.
A pesar de que gran parte del monasterio original fue demolido para la construcción del Hotel Intercontinental, subsistió la Biblioteca, el Refectorio que hoy es Sala de Conferencias.
Secretos de las Invasiones Inglesas
Entre 1806 y 1807 el Imperio británico emprendió dos expediciones militares hacia nuestras tierras. La primera llegó el 25 de junio de 1806 y desembarcó en Quilmes, con William Carr Beresford comandando las tropas. El 12 de agosto, los ingleses fueron derrotados por el ejército de milicias populares porteñas y pueblos cercanos al mando del francés Santiago de Liniers. Este hecho fue conocido como la Reconquista.

En 1806 el marqués Rafael de Sobremonte era quien ejercía el cargo de virrey del Río de la Plata. El 25 de junio, el día en que las tropas inglesas comandadas por Beresford desembarcaron, Sobremonte decidió ir al teatro a ver una función de gala sabiendo de la presencia de estos buques. Los trascendidos aclararon que esto fue para “enviar un mensaje de tranquilidad”, pero sucedió todo lo contrario: en pleno segundo acto de la obra le acercaron un papel que advertía que las tropas ya estaban en el territorio y su reacción no fue otra que huir junto a su familia. Era evidente que no estaba preparado para enfrentarse a una situación así: intentó dar algunas indicaciones confusas y así, la mayoría de los miembros de la tropa criolla decidieron no hacerle caso y seguir a Martín de Álzaga y Liners.
Casi un año después (a fines de junio de 1807), una nueva expedición británica tomó la decisión de volver hacia estos hemisferios y tomó Montevideo. Pero se encontraron, nuevamente, con el rechazo en un episodio que pasó a la historia como la Defensa. Estos dos momentos dejaron varias historias que siempre invitan al repaso.




















