Ayohuma, donde Manuel Belgrano perdió más que una batalla: el destino de película de la bandera patriota que agitó

El 14 de noviembre de 1813, en el marco de las guerras de independencia de la Argentina y Bolivia, el Ejército Auxiliar al mando del general Manuel Belgrano fue derrotado por segunda vez por las tropas virreinales comandadas por el general Joaquín de la Pezuela. Luego de ser vencido, entregaría el mando del Ejército del Norte a José de San Martín.
Batalla de Ayohuma
Batalla de Ayohuma Foto: Archivo

Hablar de las derrotas en la historia argentina parecería ser un tema tabú, es mejor mirar para el costado que aceptar el error. Lo cierto es que son aún más importantes que la victoria para entender el devenir del país y de su construcción nacional. Uno de esos casos es Ayohuma, un paso en falso de Manuel Belgrano que terminaría siendo clave para la posterior independencia de los realistas.

Ocurrió el 14 de noviembre de 1813, en la campaña del Alto Perú, allí el Ejército Auxiliar fue vencido por segunda vez por las tropas virreinales comandadas por el general Joaquín de la Pezuela. Qué falló y la curiosa historia de la bandera patriota que aún se conserva.

Manuel Belgrano
Manuel Belgrano

Ayohuma, la enseñanza en la derrota

Parecía un juego del destino, pero esta batalla se celebró en lo que en quechua significa “cabeza de muerto”, a 160 kilómetros al norte de Potosí y a 75 al este de Chuquisaca. Belgrano venía herido, no en el sentido literal, sino golpeado por la derrota en Vilcapugio del 1 de octubre de 1813. Dispuso así reordenar su ejército al recibir refuerzos.

Llegó allí el 9 de noviembre, esperaba a los realistas en una especie de revancha. Lo cierto es que la mayoría de sus oficiales se pronunciaron por evitarlo, unos le aconsejaron una retirada y otros realizar acciones secundarias hasta hacerse fuertes. Rechazó todas las opciones al decir: “Yo respondo a la Nación con mi cabeza del éxito en la batalla”.

El brigadier español, Joaquín de la Pezuela, estaba a su acecho, pero tardó más de lo que quiso por el mal estado de los caminos a los que describió como “tan ásperos, elevados y penosos como el sufrimiento de mis soldados”. El día 12 contempló, a dos leguas de distancia, al ejército patriota dispuesto a dar batalla.

Una derrota durísima para Belgrano Foto: Archivo

Belgrano formó una primera línea, con modesta artillería emplazada sobre montículos y tenía tres compañías de infantería y dos de caballería. El problema era la reserva compuesta por un grupo insignificante de indios, y otros mal armados porque pensó que el enemigo se involucraría en un choque frontal.

Relata el historiador Adrián Pignatelli que “su error fue el de disponer sus hombres con varios días de anticipación”. Al Pezuela empezar a desplegar su ejército, se sorprendió que el prócer no reaccionase ni tomaran las alturas por donde hubiese sido letal el hostigamiento a los españoles.

Ese 14 fue domingo, los españoles empezaron a acercarse y se ocultaron en un bajío para no ser vistos. Eran 3500 hombres contra 3200 patriotas, entre los cuales solo un millar eran veteranos. A las 9 el enemigo ya estaba en el campo de batalla y se disponía a maniobrar, no para encarar un ataque frontal sino contra el ala derecha patriota y obligó a Belgrano a cambiar rápidamente su formación y no hizo más que desorganizarla.

Descripción de las fuerzas patriotas y españoles al momento del inicio del combate Foto: Archivo

En el medio del combate, nació la leyenda. Había algunas mujeres, entre ellas María Remedios del Valle, que daban agua a los soldados sedientos para mitigar las altas temperaturas del mediodía. Hoy son conocidas como “las niñas de Ayohuma”. El ataque español solo se recrudeció, obligado a una retirada de los patriotas.

Belgrano agitó la bandera - de la que luego nos vamos a referir- y logró reunir a 400 infantes y 80 de caballería para emprender la retirada al camino a Potosí y evitar ser arrollados. El saldo fue fatal: quedaron 300 muertos, 200 heridos y el enemigo se hizo de 600 prisioneros.

Consecuencias de la derrota

La noticia se conoció el 2 de diciembre en Buenos Aires, seis días después Belgrano le escribió a José de San Martín: “He sido completamente batido en las pampas de Ayohuma cuando más creía conseguir la victoria. Pero tengo constancia y fortaleza para sobrellevar los contratiempos y nada me intimidará para seguir sirviendo, aunque sea como soldado raso, por la libertad e independencia de la patria”.

Para finales de enero de 1814, el creador de la bandera ya le había entregado el mando del Ejército del Norte al oriundo de Yapeyú. Quizá sin esa derrota nunca se hubiera dado este “pase de antorchas” que sería clave para la posterior independencia.

Qué pasó con la bandera patriota

Dejando para el final a una de nuestras protagonistas, la bandera patriota, hay que decir que tuvo un destino de película. Había sido rescatada por el abanderado sargento mayor Marcos Estopiñán, herido en el combate. Decidió esconderla en la iglesia de San Juan de Dios y Oros, con el tiempo fue a buscarla y la guardó por años en su casa. Casi cien años después, en 1912, sus descendientes la donaron.

También conocida como Bandera de Estopiñán Foto: Archivo

Se realizaron estudios que determinaron que fue confeccionada con tafetán de seda, el mismo material que las históricas banderas descubiertas en 1883, las que habían ocultado enrolladas en Macha. También conocida como Bandera de Estopiñán y que se encuentra en el Museo Histórico Provincial “Juan Galo Lavalle” de San Salvador de Jujuy.

La Directora de Patrimonio jujeño explicó que “se creía, presentaba manchas de sangre entre otras de diferentes características, distribuidas en toda su superficie, aunque ello se terminó descartando”, y en esta etapa del trabajo se determinó “pertinente su análisis por el componente ferroso que pudiera hallarse, que se oxida y deteriora las fibras textiles”.

La bandera de Ayohuma Foto: Archivo

Aunque más pequeña y fragmentada, esta enseña sometida a restauración está confeccionada con la misma tela, tafetán de seda, que las Banderas llamadas de Macha, actualmente expuestas una en el Museo Histórico Nacional de Buenos Aires y otra en el Museo Casa de la Libertad de Sucre Bolivia.