Islas Malvinas: el gesto español en 1780 que demostró cómo los británicos no ejercían ningún tipo de soberanía
Un episodio concreto deja en evidencia la falsedad de los argumentos de Reino Unido a lo largo de la historia. ¿Qué pasó con el asentamiento de Puerto de la Cruzada?

El reclamo argentino por la soberanía de las Islas Malvinas es conocido, un conflicto que nos llevó a una guerra en 1982 y aún continúa más vivo que nunca. Al momento en que Reino Unido intenta justificar sus acciones ilegales, lo hace mencionando una supuesta soberanía previa que la misma historia ha demostrado que es falsa. De hecho, un episodio concreto deja en evidencia la falsedad de los argumentos británicos. ¿Qué pasó con el asentamiento de Puerto de la Cruzada?
Malvinas, una eterna disputa
El archipiélago fue descubierto por los españoles a comienzos del siglo XVI. Los británicos siempre posaron sus ojos sobre ellas por tener una ubicación estratégica y varios recursos naturales, para 1765 instaló ilícitamente un asentamiento que violaba varios tratados internacionales vigentes en ese momento. Cuando España supo de esto, los expulsaron en 1770 y 1774.
El 30 de junio de 1777, José de Gálvez, Ministro de Indias del Reino de España, envió una Real Orden al Virrey del Río de la Plata, Don Pedro de Cevallos, para “quemar los edificios de toda clase que se hallaren concluidos o empezados, practicando lo mismo con los materiales que se encontrasen acopiados por el propio intento”.

El pedido se cumplió el 17 de marzo de 1780 por una expedición bajo el mando de Juan Pascual Callexas, que destruyó el puerto y el fuerte que los británicos había construido en Puerto de la Cruzada (Egmont) en la Isla Trinidad, un pequeño islote de la Gran Malvina.
Este acto no solo demostraba que España mantenía un control de la totalidad del archipiélago, también que fue enviada y ejecutada a quien le correspondía la Gobernación de Malvinas. En este caso al Virrey del Río de la Plata. Otro dato clave que se desprende es que la falta de reacción británica se toma como una clara señal de que sabían que nada debían hacer allí.
De esta forma Gran Bretaña abandonó Puerto Egmont en 1774 y por 55 años no hubo presencia oficial británica en las islas. Tampoco hubo queja alguna de los ingleses sobre los varios actos de soberanía ejercidos por el naciente gobierno argentino entre 1810 y 1829.
Una prueba que llegó a la Corte Internacional de Justicia
Los 55 años sin muestra alguna de interés británica, frente a la ineludible presencia española de casi cuatro décadas, más los actos argentinos posteriores, muestran la ausencia de corpus posessionis británico y la intención de considerarse soberano.
La Corte Internacional de Justicia menciona su caso en el Templo de Preah Vihear, hablando de situaciones en las cuales “las circunstancias eran tales que exigían alguna reacción, durante un período razonable de tiempo, de parte de las autoridades”, y no lo hicieron. Tratándose de un reconocimiento tácito “mediante una falta de reacción, en una circunstancia que requería una reacción con el fin de afirmar o conservar un título frente a una obvia reivindicación rival”.
Después de la expulsión de los ingleses de Malvinas por los españoles
Para 1790 se firma un tratado entre Gran Bretaña y España, en cuyo artículo cuarto queda expresado que se respetaban las posesiones españolas en los mares del sur. Cincuenta años antes, el tratado de San Lorenzo de 1740 ya le había prohibido a Gran Bretaña asediar las costas de América del Sur y las islas adyacentes.
Con el nacimiento de lo que sería Argentina, el país pasó a ser heredera de la soberanía española en las islas por el principio de derecho del Uti possidetis iuris.
El primer hombre en izar la bandera argentina en Malvinas
En agosto de 1819, Patricio Lynch consiguió una patente para realizar una expedición hacia las Islas Malvinas. Lo hizo por medio de su fragata “Heroína”, donde brillaba la figura de su comandante Jewett, un marino estadounidense que había adquirido el título de Teniente Coronel. Para enero de 1820 el barco zarpó desde Buenos Aires con el objetivo de tomar posesión de las inmensas islas en nombre del Gobierno Nacional.
El viaje fue una pesadilla: Jewett sufrió la pérdida de varios miembros de la tripulación, integrado por veteranos, voluntarios y expresidiarios. Muchos murieron como consecuencia del mal estado del agua. El 27 de octubre, y tras casi diez meses de viaje, aquellos que lograron sobrevivir llegaron a las islas.

Al arribar, Jewett se encontró con casi 50 cazadores británicos y estadounidenses que capturaban grandes cantidades de focas, ballenas, lobos marinos y otros animales marítimos. El lunes 6 de noviembre llevó a cabo una ceremonia para izar la bandera argentina en las Islas Malvinas.
Por medio de un mástil, flameó en lo más alto mientras los tambores sonaban y un grupo de hombres marchaba a modo de desfile. El comandante leyó unas palabras y la fragata “Heroína” lanzó 21 cañonazos. Continuó realizando campañas hasta ser relevado por Guillermo Mason. Falleció en Río de Janeiro el 26 de julio de 1842.

















