El sangriento fin de año después de la caída de Rosas: fusilamientos y un niño de 11 años viendo morir a su padre

El fin de la época rosista no fue para nada pacífica, vencedores y vencidos se enfrentaron en una terrible “purga” que duró varios meses. Qué pasó con los integrantes de la temida Mazorca.

Batalla de Caseros
Batalla de Caseros Foto: Ministerio de Cultura de la Nación

Juan Manuel de Rosas fue gobernador en dos ocasiones de Buenos Aires, se mantuvo en el poder desde 1829 a 1852, cuando fue derrocado en la Batalla de Caseros. Sabemos que cayó ante las fuerzas de Justo José de Urquiza, quien luego se convertiría en presidente de la Confederación Argentina, pero poco se menciona el baño sangriento que comenzó en aquella jornada.

Persecuciones, fusilamientos y un niño, que luego se convertiría en célebre personaje, testigo de la muerte de su padre delante de todos.

Batalla de Casero el 3 de febrero de 1852
Batalla de Casero el 3 de febrero de 1852

Después de Caseros

La sensación era de venganza y revancha. Rosas, redactó su renuncia y esa misma noche de febrero, junto a su hija Manuelita y algunos allegados, embarcó para Gran Bretaña, donde lo esperaban 25 años de exilio.

En el campo de batalla, los vencedores se habían ensañado con los vencidos. Martiniano Chilavert, un unitario que había sido jefe de la artillería de Juan Lavalle en 1840 y que luego del combate de la Vuelta de Obligado ofreció sus servicios a Rosas, fue asesinado a bayonetazos, culatazos y sablazos.

Martiniano Chilavert Foto: Wikipedia

También fueron asesinados y degollados los miembros de la división del coronel Pedro León Aquino. El mes anterior se habían sublevado, mataron al propio Aquino y a sus oficiales.

Cuando los victoriosos ingresaron al palomar de Caseros, fueron sorprendidos por un grupo de rosistas que habían simulado rendirse y remataron a los heridos del hospital que habían montado a bayonetazos. Allí estaba el cirujano mayor Claudio Mamerto Cuenca, no era partidario del gobierno saliente, pero priorizó su deber de médico, en ese momento el jefe que comandaba a los efectivos, el sevillano José Pons de Ojeda, lo atravesó con su sable y lo mató.

La sangre no se detuvo en aquel verano de febrero. Vendría una purga mucho peor para los vencidos.

En la segunda mitad de 1853, después del levantamiento del sitio de Hilarlo Lagos, jefe del movimiento federal de diciembre del año anterior (que contó con el apoyo de los viejos rosistas), los “restauradores” y “mazorqueros” fueron procesados bajo la acusación de numerosos crímenes. La Mazorca era fuerza parapolicial de la Sociedad Popular Restauradora, integrando la división policial encabezada por Ciriaco Cuitiño y de la quien también era parte Leandro Antonio Alén quien se encargó de dirigir a grupos especiales, de unos 20 agentes cada uno, que perseguían a enemigos políticos de Rosas (muchos de ellos eran asesinados) y coordinando las acciones de la policía urbana con los alcaldes rurales con igual propósito.

Leandro Antonio Alén, historia
Leandro Antonio Alén, historia

Alén junto a Cuitiño y otros exrosistas -e integrantes de esta fuerza- se presentaron ante las autoridades porteñas, creyendo que serían declarados culpables pero con penas menores, terminaron siendo encarcelados y tras casi seis meses en prisión fueron condenados a muerte. Manuel Troncoso y Silverio Badía fueron fusilados y expuestos en la horca el 17 de octubre de 1853; Floro Vázquez lo fue el 24 de noviembre.

Cuitiño y Leandro A. Alén fueron ejecutados a las 9 de la mañana del 29 de diciembre del mismo año, sobre el paredón de la iglesia de la Concepción, en Tacuarí e Independencia. Luego fueron colgados durante cuatro horas en la plaza de la Independencia, contigua a la iglesia.

Ejecución de Leandro Antonio Alén Foto: Archivo

El hijo de Alén, Leandro, observó todo. Tenía 11 años y el recuerdo de su padre siendo asesinado lo perseguiría el resto de su vida, tanto es así que decidió cambiar la última letra de su apellido por vergüenza y miedo. Así la historia lo conocería como Leandro N. Alem, años después sería uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical.