El ex presidente estadounidense John Kennedy, asesinado en Dallas en 1963, escribió en su diario personal las impresiones que le dejó la visita que hizo al bunker subterráneo de Adolf Hitler en Berlín, tras un un viaje a Europa en 1945. Pero no solo eso plasmó; también su particular y oculta... admiración por el Führer nazi.
Adolf Hitler y John F. Kennedy.
Dicen por que la vida te da sorpresas y en ésto, muchos grandes líderes de la historia de la humanidad, son verdaderos expertos. John Fitzgeral Kennedy, quien fue presidente de los Estados Unidos de América y cayó bajo las balas en una oscura operación perpetrada en Dallas, no fue la excepción. Como tantas veces sucede, la imagen de muchos personajes históricos, esa que se "cuenta" desde la historia oficial, en este caso también tiene su contracara.
Pese a que muchos creen que Kennedy desconocía muchas de las atrocidades del nacionalsocialismo en tiempos en que Europa estuvo puesta bajo el yugo de los nazis, ese argumento quedó largamente desestimado; y mucho más desde el momento mismo del final de la segunda guerra mundial. De hecho, su padre, Joseph P. Kennedy ocupó el cargo de embajador estadounidense en el Reino Unido entre el 17 de enero de 1938 y el 22 de octubre de 1940, designado por el presidente norteamericano Franklin D. Roosvelt, con quien matuvo justamente varios enfrentamientos y diferencias por la situación europea y la "cierta simpatía" de Kennedy Sr. por el nazismo.
El ex mandatario norteamericano plasmó otras cuestiones de interés en su diario personal entre 1937 y 1945. Un veinteañero Kennedy que recorrió de lado a lado el maltrecho continente europeo y experimentó de primera mano cómo era la Europa en los días previos a la segunda guerra mundial y también aquellos en los que se tuvo que sufrir los golpes de la más cruenta contienda bélica vivida hasta ahora.
Con este marco, a mediados de 1945, dijo John F. Kennedy en su diario personal tras visitar la destruida Berlín de posguerra: “Todo está destruido. No existe un edificio que no esté incendiado. En algunas calles el olor de los cadáveres es terrible”.
Un joven John F. Kennedy.
Los escritos secretos de Kennedy dejan más tela para cortar y ponen de manifiesto sus dudas sobre la posibilidad de que Hitler efectivamente hubiese muerto. Así lo expresó luego de una visita al bunker ubicado bajo de la Cancillería del Tercer Reich: "La habitación donde se supone que Hitler se encontró con su muerte mostró paredes calcinadas y rastros de fuego. Sin embargo, no hay evidencia completa de que el cuerpo que se encontró fuera de Hitler. (…) Los rusos dudan de que esté muerto", agregó.
Pero Kennedy tenía otras cosas para decir en su diario, así lo hizo el 3 de agosto de 1937: (...) “Leo a Gunther y llegué a la conclusión de que el fascismo es la cosa más justa para Alemania e Italia, el comunismo para Rusia y la democracia para los Estados Unidos de América” (...). En otros párrafos, no faltaron también ponderaciones hacia Mussolini y el fascismo italiano.
Y agregaba: “No existe duda de que estos dictadores en sus países, gracias a sus eficaces propagandas, son más amados que afuera” sin dudar un instante declarándose en esas mismas páginas como un "gran fanático de Hitler", según sus propias palabras.
En esas líneas comienza a vislumbrarse lo curioso. Es que se refirió al mismísimo Hitler, y no precisamente con dureza. Así escribió: “La ilimitada ambición por su país lo volvió una amenaza el mundo. Sin embargo, tuvo algo misterioso en su modo de vivir y en su modo de morir, que lo sobrevivirá y crecerá. Tenía la pasta de la que están hechas las leyendas”.
Resuenan, con extraño eco, sus palabras finales: "Tenía la pasta de la que están hechas las leyendas”...
Diarios personales de Kennedy.
Kennedy dejó todo registrado en un sinfín de cartas enviadas desde Europa, un valioso material que ha recuperado el escritor Oliver Lubrich en su libro "John Kennedy entre los alemanes. Diarios y cartas 1937-45". De todo el material recopilado de los archivos personales de Kennedy hay muchas cosas que llaman la atención pero ninguna como ciertas constancias sobre su profunda admiración hacia el nazismo imperante y por Adolf Hitler.
En esos mismo documentos, quien años más tarde fue presidente estadounidense también había confesado su fascinación por el líder alemán. "Se puede entender fácilmente cómo en pocos años, Hitler emergerá del odio que lo rodea en estos momentos y se convertirá en una de las figuras más valiosas que han existido", escribió Kennedy.
Instagram: @marcelo.garcia.escritor
Nota: El artículo no expresa ideología política, solo investigación histórica.
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