Sepultado en el Cementerio de Darwin como tantos héroes que lucharon en la guerra, no sería hasta 2017 -mediante los trabajos de identificación- que se logró determinar a quién pertenecían sus restos. Pero su historia sobresale por un detalle indignante que cuestiona los procedimientos realizados en 1982 cuando inhumaron los cuerpos sin nombre: Omar Enrique Torres podría haber sido identificado desde el inicio si hubieran revisado sus pertenencias.
Por Mauro Calvagna y Yasmin Ali
Jueves 31 de Marzo de 2022 - 00:00
La historia del soldado Omar Enrique Torres.
A través de los años la Guerra de Malvinas ha sido una reconstrucción de historias de vida entrelazadas por el dolor, el reencuentro y la esperanza. Además de lo que fue el conflicto armado está el después, un después que aún sigue presente con un proceso de identificación de soldados sin nombre que ha permitido a las familias cerrar, de cierto modo, un círculo. Pero entre todo ello nos encontramos con un caso que, de haberse hecho las cosas como correspondían, la espera de casi 4 décadas no sería tal.
Hace ya diez años que la ex presidenta Cristina Kirchner envió una carta al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), solicitando su intervención con el objetivo de hacer posible la identificación de los restos de los combatientes fallecidos y enterrados como N.N en el cementerio Darwin en las Islas Malvinas.
Torres era de La Matanza, clase '62.
El tiempo pasó y en diciembre de 2016 Argentina y el Reino Unido firmaron un acuerdo para dar inicio en junio de 2017 a las tareas de identificación, delegando en el CICR las tareas de coordinación y ejecución. Con respecto a esto, el ex combatiente Alejandro Martin nos relató un caso de un soldado que fue identificado 37 años después cuando podría haber sido sepultado con nombre y apellido.
El museo Malvinas en el Centro de Veteranos de La Matanza exhibe su historia, foto @lilian.aliph.
Al ingresar al museo de Malvinas, ubicado en el Centro de Veteranos de La Matanza, una de las primeras cosas que se pueden observar es un cuadro a la derecha con información sobre el proceso de identificación de soldados y la historia de Omar Enrique Torres.
"Nosotros llevábamos una chapita de identificación porque cuando encontrás un soldado caído, partís la chapita a la mitad para quedarte con una parte y la otro ponérsela en la boca ya que lo último que se disuelve cuando se descompone el cuerpo es la mandíbula", comenzó relatando Martin para introducirnos en el relato.
El certificado de conducta que se encontró en el bolsillo, foto @lilian.aliph.
La familia de Torres pasó 37 años sin saber lo que había pasado con él y sin tener noticia alguna que pudiera ayudar a determinar lo que pudo ocurrir con sus restos. Pero lo que hiela la sangre es lo que se encontró en la ropa del aparente "Soldado desconocido" en su bolsillo: el certificado de conducta con los datos personales prácticamente intacto. Si al momento de enterrarlo hubieran revisado su ropa, como si pasó años después, su familia podría haber cerrado ese círculo que hacíamos mención al comienzo.
El DNI de Torres, foto @lilian.aliph.
El museo exhibe fotos de los documentos que muestra en las impecables condiciones en que se encontraban los papeles, que son una muestra más de lo mal que se hicieron las cosas y de cómo se privó a una familia de la verdad y lo más importante: saber dónde estaba. Martin explicó que cuando se armó el cementerio en el ’82, fue Geoffrey Cardozo -ex coronel del ejército británico- el encargado de recuperar y darle sepultura a los caídos que quedaron en las islas y que simplemente “no se calentaron en revisar las pertenencias de todos los soldados”.
Los restos de Torres, pasó 37 años en una tumba como "Soldado desconocido", foto @lilian.aliph
Cardozo también es el mismo que en 2017 asesoró al equipo de médicos forenses argentinos y británicos que se encargaron del proceso de identificación de los 123 soldados enterrados como "Soldado argentino solo conocido por Dios".
Féretro expuesto en la tumba, foto @lilian.aliph.
Hace unos años, cuando inició este proyecto, el ex coronel habló con BBC sobre su rol en el '82 y declaró que "en cada cuerpo que enterré, y los enterré todos, busqué lo que pude". "Les quité el uniforme, busqué en cada bolsillo, en los calzoncillos, busqué cartas de sus familias", aseguró. Sea genuino o no lo que dijo, eso va a interpretación de cada lector, lo cierto es que es evidente que no se hizo todo lo que se podía porque los ejemplos (o el ejemplo) están a la vista.
Hoy Torres tiene su tumba en Darwin con nombre y apellido, ya no es más un ex combatiente que solo conocían Dios y la inmensidad de las islas por las que dio su vida.
Por Mauro Calvagna y Yasmin Ali
*Tw: @maurocalvagna y @Yas_Friends
Fotos Instagram: @lilian.aliph
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