De “La Marsellesa” al Himno Nacional Argentino: la influencia francesa en los himnos de América Latina
El himno francés de 1792 simbolizó libertad y fraternidad de una forma tan clara, que sirvió de inspiración para muchos himnos de independencia en Latinoamérica.

La Marsellesa no solo es reconocida a nivel mundial por ser el himno nacional de Francia, sino también por funcionar como un símbolo de la Revolución Francesa y de la lucha por la libertad contra la tiranía. Su importancia radica en su poder como himno patriótico, influencia en otros movimientos revolucionarios y musicales, y capacidad para generar un fuerte sentido de identidad nacional, a pesar de su contenido bélico.
La pieza musical compuesta por Claude Joseph Rouget de Lisle en 1792 no solo se convirtió en símbolo de libertad, igualdad y fraternidad para Francia, sino que también ejerció una profunda influencia en la región de América Latina durante los procesos de independencia en el siglo XIX.

A principios del siglo XIX, cuando muchos países buscaban la independencia de las colonias españolas en América Latina, los líderes revolucionarios buscaron símbolos que unieran a los pueblos en torno a ideales de libertad y soberanía. La Marsellesa, con sus versos que llamaban a la lucha contra la opresión, ofrecía un modelo perfecto para inspirar sentimientos patrióticos y movilizar a las masas.
Este fenómeno no solo revela la influencia musical de Europa en América Latina, sino también la transmisión de ideas políticas y filosóficas. La Marsellesa representaba los valores de la Revolución Francesa: libertad frente a la tiranía, igualdad entre los ciudadanos y fraternidad entre los pueblos. En un continente que buscaba emanciparse de siglos de dominación colonial, estos valores resonaban con fuerza.
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Los países latinoamericanos que se inspiraron en “La Marsellesa” para elaborar sus himnos
Diversos himnos nacionales de América Latina -México, Argentina, Colombia y Chile- adoptaron estructuras similares a “La Marsellesa”, tanto en la musicalidad como en la lírica. La presencia de marchas rítmicas, coros emotivos y letras que exaltaban la libertad, el heroísmo y el sacrificio por la patria refleja esta influencia.
Estos himnos presentan ciertas características que recuerdan a La Marsellesa: introducciones marcadas por un aire marcial, estribillos que llaman a la unión y la lucha, y un lenguaje enfático que glorifica la independencia y los héroes nacionales.
En muchos casos, los compositores y letristas latinoamericanos reconocieron explícitamente la inspiración francesa, adaptando la intensidad de la música y la fuerza de los versos al contexto local, con referencias a la lucha contra el colonialismo español y la construcción de naciones soberanas.
Los datos no contados del Himno Nacional
Primero es que el Himno no se llamaba así a principios del siglo XIX, el Triunvirato -el órgano ejecutivo que gobernó de 1811 a 1812- vio con buenos ojos que el pueblo tenga un canto que los represente y el 22 de julio de 1812 se le pidió al Cabildo mandar a componer “la marcha de la patria”. La Asamblea del Año XIII, el congreso de diputados de las Provincias Unidas del Río de la Plata, ordenó en marzo de ese año que se aprobara una letra. dos meses después -el 11 de mayo- Vicente López y Planes presentó un borrador, que solo le llevó una noche escribir, y que gustó a todos. Fue así que se aprobó la “Marcha Patriótica”, pero faltaba un detalle: la música.

Acá entra en escena Blas Parera, o Blai Parera i Mont, un español de Murcia que desde chico se dedicó a la música y llegó a estas tierras en 1797. Aquí daba clases de violín, piano y laúd; pero cambió las notas por las armas cuando peleó como voluntario en las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Parera asistía con frecuencia a las tertulias de Mariquita, en una de esas noches fue que el poeta Esteban de Luca leyó las estrofas de López y Planes y le propusieron componer la música en el piano de los Thompson y luego en el de la familia De Luca. Se cree que se inspiró en el Himno de David.
Diferentes versiones
Las versiones de cuando se tocó por primera vez, letra y música, han diferido durante los años. Pero Vicente Fidel López -nieto del letrista- afirmó que fue en el salón del Consulado en mayo de 1813 y que el 25 de mayo se presentó a la sociedad en la Plaza de la Victoria. Para ese entonces se llamaba Canción Patriótica Nacional o simplemente Canción Patriótica. ¿Los primeros autores cobraron algo? Si y no, a Parera se le pagó 200 pesos, pero López no quiso dinero.
La versión original tenía una duración de 20 minutos y se cree que ya para la década de 1840 toda la población lo llamaba Himno Nacional Argentino, de hecho, la copia más antigua donde figura con ese nombre data de 1847.
















