Tu perro no es un bebé: por qué no deberías hablarle como si lo fuera, según expertos

Hablarle a un perro como un bebé es casi un reflejo, su ternura, ojitos de cachorro y actitud de niños hacen que, instintivamente, queramos usar voz aguda, melosa y cargada de ternura para ellos. Lo que no sabemos, es que eso podría ser perjudicial para ellos, ya que afecta negativamente a la educación y el bienestar de una mascota.
Según aseguró el adiestrador canino Alejandro Flores, esta práctica que parece inofensiva puede tener un impacto en nuestros amiguitos de cuatro patas: “Es un error hablarle a tu mascota como si fuera un bebé si tratás de educarla”, afirmó en su cuenta de Tik Tok, donde acumula más de 180 mil seguidores.

Según remarcó Flores, los perros responden más al tono, la energía y la coherencia, que al contenido exacto de nuestras palabras. Por eso, usar un tono exageradamente infantilizado o cambiante puede confundir al animal, especialmente si lo que se busca es intentar corregir una mala conducta.
“Muchos dueños terminan cediendo frente a los comportamientos del animal y eso genera desequilibrio en la convivencia”, señaló el especialista sobre la actitud que deben tomar. Y aunque parezca un castigo, lo cierto es que hablarle a un perro con firmeza, también es un símbolo de amor.
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Ni gritos ni castigos: cómo educar a un perro adecuadamente
En su cuenta de Tik Tok, Alejandro también destacó que una educación efectiva no debe ser agresiva ni autoritaria. Nada de gritos, castigos físicos o gestos amenazantes: los perros perciben ese tipo de energía y pueden responder con miedo, ansiedad o incluso comportamientos no deseados.

“Si yo exijo a mi perro, va a odiar que lo eduque. Necesito que lo haga desde el cariño y desde lo positivo”, remarcó. Para el adiestrador, la clave es establecer un sistema de comunicación y educación clara, afectuosa y coherente con el animal, ya que ellos no pueden entender todas nuestras palabras, pero si son grandes lectores de nuestros gestos y emociones.
Hablarle con amor a tu perro es necesario. Pero si lo estás educando, el tono importa. La clave está en ser afectuoso sin confundirlo, marcando límites con coherencia y sin humanizar en exceso. Porque un perro bien educado no solo es más feliz, sino que también disfruta de una convivencia más armónica con sus humanos.