Dos meses sin Acaí: que pasó con la yaguareté desaparecida en El Impenetrable

Su desaparición abrió una causa judicial y motivó una recompensa de 250 millones de pesos para obtener información sobre su destino. En la Argentina quedan menos de 250 ejemplares silvestres, y su hábitat se redujo en un 95%, lo que convierte cada pérdida en un golpe crítico para la supervivencia de la especie.

Acaí se perdió semanas después de su reintroducción.
Acaí se perdió semanas después de su reintroducción. Foto: Parques Nacionales

Pasaron más de dos meses desde la desaparición de Acaí, una joven yaguareté liberada en el Parque Nacional El Impenetrable, y poco se sabe de ella. Veinte días después de su llegada al Chaco, el 25 de octubre, su collar satelital dejó de emitir señales y poco después apareció hundido en el río Bermejo. Desde entonces, no se volvió a tener noticias del animal.

La desaparición de Acaí abrió una causa judicial y motivó una recompensa de 250 millones de pesos para obtener información sobre su destino. En la Argentina quedan menos de 250 ejemplares silvestres, y su hábitat se redujo en un 95%, lo que convierte cada pérdida en un golpe crítico para la supervivencia de la especie.

Sospechas y causas abiertas

Organizaciones como Rewilding Argentina y Red Yaguareté sostienen que Acaí fue cazada y descartada, posiblemente tras atacar a una mascota o animal de trabajo.

Los habitantes del paraje Manantiales son señalados como sospechosos. También se barajan hipótesis vinculadas al negocio clandestino de pieles o incluso al tráfico de ejemplares vivos.

El Ministerio de Justicia nacional calculó el daño ambiental de la pérdida de Acaí en más de 2.600 millones de pesos. Además, recordó que el yaguareté es Monumento Natural Nacional. Atentar contra su vida constituye un delito tipificado en el Código Penal, con penas de hasta cinco años de prisión.

Acaí se perdió semanas después de su reintroducción Foto: Fundación Rewilding

La “matanza de Acaí”

La Fundación Rewilding difundió la noticia como la “matanza de Acaí”, señalando que el collar satelital fue arrojado al río para ocultar pruebas. A pesar del duro golpe, la organización y las autoridades se comprometieron a reforzar el proyecto de reintroducción y a apoyar la búsqueda de los responsables para que reciban el castigo que establece la ley.

El contexto: la extinción en el Chaco

La historia de Acaí se conecta con el proceso de reintroducción iniciado en Corrientes, donde el yaguareté estuvo extinto entre 1953 y 2021. Gracias al proyecto en el Parque Nacional Iberá, la especie volvió a reproducirse libremente y la provincia se convirtió en “donante” de ejemplares para otros ecosistemas.

Acaí nació en Iberá y fue trasladada al Impenetrable, donde las hembras silvestres están extintas desde hace más de 30 años. Su liberación era clave para recuperar la población en este bosque seco, considerado el segundo más importante de Sudamérica después del Amazonas por su tamaño y biodiversidad.

Qaramta y los esfuerzos de reintroducción

Los intentos de recuperar al yaguareté en el Chaco comenzaron en 2019, cuando se registraron las huellas de un macho solitario, Qaramta, en la orilla del Bermejo. Ante la ausencia de hembras, se lo cruzó con ejemplares de cautiverio provenientes de Iberá, logrando cachorros que luego fueron liberados.

Entre 2024 y 2025, se liberaron en El Impenetrable cuatro hembras: dos hijas de Qaramta nacidas en cautiverio, una rescatada en Paraguay y Acaí. La llegada de hembras era esencial para que la especie pudiera reproducirse naturalmente en la región.

Una especie en riesgo crítico

En Argentina, el yaguareté perdió más del 95% de su área de distribución original y se estima que quedan menos de 200 individuos en poblaciones fragmentadas.

La pregunta “¿qué pasó con Acaí?”, sigue resonando en el monte chaqueño. Su desaparición expone las tensiones entre la conservación y las prácticas locales, pero también reafirma la necesidad de sostener los proyectos de reintroducción.

Cada ejemplar perdido es un recordatorio de que el futuro del yaguareté depende de la acción conjunta de comunidades, gobiernos y organizaciones ambientales.