Posponer la alarma: un hábito que podría no ser tan malo como se creía

Posponer la alarma cinco minutos más debe ser una de las costumbres más comunes de muchos. Este hábito cotidiano es una manera de sentir que uno duerme un poco más, a pesar de no ser así.
Lo que la mayoría desconoce es que los expertos del sueño siempre recomendaron no caer en esta costumbre. Esto se debe a que posponer la alarma de forma constante interrumpe abruptamente el sueño impactando negativamente en él ya que su fragmentación limita la capacidad de dormir bien.

Dormir. Foto: Unsplash.
Sin embargo, esta teoría de los especialistas podría cambiar gracias a un reciente estudio publicado en la revista científica Journal of Sleep Research. Esta investigación viene a romper con la idea de que postergar la alarma en reiteradas oportunidades, en realidad no es tan malo como parece.
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De acuerdo con esta investigación, retrasar el despertador hasta tres veces en un lapso de 30 minutos no afectaría el tiempo total del sueño, sino que generaría una reducción en la inercia del sueño y permitiría una mejor velocidad del pensamiento al levantarse.

Alarma. Foto: Unsplash.
Cómo se llegó a esta conclusión
Para llegar a la conclusión de que posponer la alarma, en realidad, no es un mal hábito, los investigadores del estudio publicado en Journal of Sleep Research convocaron a un grupo de voluntarios que demostraron un mejor rendimiento en diversas tareas, como la velocidad de respuesta y memoria inmediata, rendimiento que se registró justo después de posponer la alarma durante media hora.
Fue así que los científicos llegaron a la conclusión de que esta costumbre de atrasar el momento de levantarse, al menos, 30 minutos tiene efectos positivos sobre el sueño nocturno, al contrario de lo que se creía hasta ahora.