Si bien está socialmente normalizado, altera altamente el sueño y hasta es asociado con la depresión. Qué otros aspectos negativos tiene y cómo evitarlo.
Por Canal26
Miércoles 29 de Enero de 2025 - 12:06
Cerveza; alcohol; bebida. Foto: Unsplash.
Tanto el consumo de alcohol como el del tabaco están totalmente normalizados y, según la evidencia científica, los fumadores pierden en promedio entre 10 y 14 años de vida, al igual que las personas que abusan de los tragos. Por este motivo, no se trata de la normalización de estos hábitos, sino de generar conciencia para cuidar la salud.
Como en el caso del tabaco, hay una cultura del abuso del alcohol muy asociada a la fiesta y al pasársela bien con amigos, desconociendo sus efectos negativos a mediano y largo plazo. Si bien sabemos que produce problemas en el hígado, hipertensión arterial, cardiopatías y hasta cáncer de boca, faringe o laringe, decidimos ignorarlo tan solo por un trago para divertirnos un poco más.
El consumo problemático de alcohol tiene efectos en la salud. Foto: Freepik.
Sin embargo, no es lo mismo beberse una copa de vino por la noche o en eventos especiales como cumpleaños o navidades que consumir alcohol de forma compulsiva, pero, sin embargo, si no se bebe con moderación pueden tener consecuencias a largo plazo severas.
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Durante las primeras fases de la intoxicación, puede producir cierta somnolencia debido a su acción depresora, creando un deterioro de la calidad del descanso a medida que el alcohol es metabolizado.
El alcohol altera el sueño. Foto: Pexels.
De hecho, el alcohol disminuye el sueño REM durante la primera mitad de la noche y en la segunda se observa una especie de “efecto rebote” en el incremento del sueño REM con despertares frecuentes. De esta forma, se deteriora el buen descanso y afecta la restauración física y cognitiva asociada a este estado.
Hay evidencia científica y psicológica de que el abuso de alcohol puede precipitar o agravar episodios depresivos y a su vez, puede aumentar la vulnerabilidad al consumo problemático.
El alcohol crónico desequilibra el sistema de neurotransmisores cerebrales claves como la serotonina y la dopamina, implicados en la regulación del estado de ánimo. Además, promueve procesos inflamatorios y el “estrés oxidativo” en el cerebro, lo que genera progresivamente una depresión.
El consumo de alcohol puede generar depresión. Foto NA.
Esto puede conllevar también al deterioro de las relaciones personales, laborales y financieras, generando un estrés crónico y desencadenar síntomas depresivos.
Un estudio francés que incluyó más de un millón de participantes encontró que el consumo excesivo de alcohol puede generar distintas formas de demencia, como la enfermedad de Alzheimer y demencia vascular.
La demencia es típica en los grandes bebedores e incluye problemas de memoria, alteraciones ejecutivas y dificultad en la toma de decisiones debido a la deficiencia de tiamina o vitamina B1, muy común en personas con problemas de alcoholismo crónico.
Alcohol. Foto: Freepik
Además, puede desencadenar el síndrome de Korsakoff, una condición de amnesia severa y confabulación. Esta enfermedad genera apatía, confusión y pérdida de la noción del tiempo y el espacio.
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